¿Disfrutas en clase? Tal vez la primera respuesta que te viene a la cabeza es: Sí, claro…si no, no sería maestro/profesor. Pero ¿qué pasa si profundizamos un poco más en esa pregunta? Tal vez sea algo más parecido a: bueno…es algo que me gusta, intento hacerlo lo mejor que puedo y que el aprendizaje de mis alumnos sea elevado, que estén motivados, que aprendan los contenidos y que sus competencias vayan creciendo.
Si tu respuesta es más parecida a la segunda (o alguna de las variantes que se te ocurran), tal vez estés en una posición perfecta y privilegiada para leer con atención este artículo.
La importancia de las emociones en el aprendizaje.
Que el componente emocional dentro del alumnado de cara al aprendizaje es algo fundamental nadie lo pone en duda, pero…¿y qué pasa con el profesor?
Si recuerdas el nombre de alguno de tus profesores de cuando eras pequeño y por qué aprendiste tanto con ellos, tal vez te des cuenta de que aprendiste tanto de ellos porque disfrutaban enseñando. Disfrutaban con el contenido, del trato con los alumnos (eso es lo que tal vez te llegó e hizo que aprendieses más), etc. Por tanto…si no disfrutas en tu clase, si no brillas de emoción por lo que haces cada día, sigue estos pequeños consejos y tus alumnos (y tu mismo) te lo agradecerán:
- Planifica tus clases de tal manera que tú disfrutes en ese proceso de aprendizaje. Propón actividades que sean creativas y motivadoras para ti.
- No caigas en la rutina. Si algo ha funcionado hasta ahora y no lo vas a cambiar por miedo a que salga peor…pero es monótono para ti, seguramente no sea tan bueno esta vez para tus alumnos y no funcionará tan bien como antaño.
- Escucha a tus alumnos y preocúpate por ellos, mucho más en el aspecto personal que en el aspecto académico. Si llegas a sus corazoncitos, mejorará su implicación con el aprendizaje y mejorarán sus resultados.
- Dedica una clase a «pasarlo bien». Existen gran cantidad de juegos de mesa relacionados con contenidos curriculares que pueden hacer que veas a tus alumnos en otro «ambiente» y eso te ayude a llegar y entender mejor a tus alumnos.
- Piensa que la evaluación es más que el mero hecho de poner una nota. Piensa de qué forma tú vas a detectar cómo ayudar a tus alumnos a mejorar en lo que fallan. Si planteas propuestas de evaluación que te ayuden a entender qué no entendieron y por qué, disfrutarás viendo cómo tras el examen puedes ayudarles a comprenderlo mejor.
- Gamifica tu clase. Piensa un plan y llévalo a cabo. Acércate al mundo de tus alumnos, propón actividades que estén relacionadas con los juegos de móvil a los que juegan, las series que ven, etc.
- Recuerda sus cumpleaños y tal vez…el de sus padres o hermanos. Hoy en día la tecnología nos ayuda a no tener que manejar en la cabeza tantos datos.
Por último piensa, ¿te lo vas a pasar bien en esa clase?¿sería una clase en la que tú quisieras estar?¿vas a disfrutar en el entorno grupal estando codo con codo con tus alumnos? Si la respuesta es sí, adelante…seguro que esa clase es mucho mejor que la que tenías pensada anteriormente.
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