Me llamo Santiago Rodríguez, soy Jefe de Estudios y profesor de Matemáticas del Colegio Ntra. Sra. de la Consolación (I) en el Vivero, un barrio de Palma de Mallorca. En este primer post me gustaría compartir con vosotros como, con un poco de esfuerzo, y con mucha ilusión he conseguido aplicar el modelo de Flipped Classroom en una clase de 1º ESO con 37 alumnos.

La idea de este primer artículo surgió de la pregunta que hizo una persona del público a la conferenciante Kristie Daniels en el II Simposio de Mobile Learning, en Madrid: “las clases que nos ha mostrado en las diapositivas tienen pocos alumnos pero ¿cómo lo haría usted en España, donde muchas aulas están masificadas y la ratio es elevada?” En aquella ocasión, no tuve tiempo de exponer que era posible, que yo lo estaba haciendo desde septiembre de 2014 y que el método funcionaba. Por eso hoy escribo estas líneas.

¿Cómo invertir la clase en un aula masificada de alumnos de 1º de ESO? Bueno, fácil no es, pero imposible tampoco. Os contaré como lo he hecho yo.

Pasé el verano de 2014 leyendo todo lo que pasaba por mis manos sobre la clase invertida y, una vez que estuve convencido de que era lo que yo quería, decidí tirarme a la piscina. En septiembre, al comenzar las clases, el primer paso fue explicar a padres y alumnos lo que íbamos a hacer, como lo íbamos a evaluar y que necesitaban para la experiencia. Recuerdo preguntas curiosas de las familias: “mi hijo me ha dicho que le tengo que comprarle un ipad” o “mi hijo dice que tengo que comprarle un portátil”. Hubo que desmentirlo todo, nuestro colegio no tiene muchos recursos así que decidí aplicar la clase invertida usando los portátiles del centro y los móviles de los alumnos conectados a la red wifi. Algunas personas piensan que hay que prohibir el uso de móviles, pero yo creo que, en vez de prohibir, debemos ¡enseñarles a aprender con ellos! Salvo algún caso aislado que se ha resuelto confiscando el móvil una semana y volviendo al libro, el resto de los alumnos lo utilizan correctamente y suelen pedir permiso para sacarlo, para hacer fotos de la pizarra o incluso para enviar un mensaje, con el trabajo a realizar, a compañeros que no han podido asistir ese día. El móvil se ha convertido en una herramienta más del aula, tan útil como los cuadernos o los bolígrafos.

El siguiente paso fue crear una carpeta google drive para la clase y para cada alumno, en aquella época no teníamos en el colegio aula virtual (Moodle), y era la única forma de hacerles llegar los vídeos. No sé si alguna vez habéis intentado hacer algo así con 37 pre-adolescentes, fue un caos. Se habla mucho de que ellos son nativos digitales pero descubrí que mucho Instagram y Whatsapp pero poco de informática básica. Obtener los 37 correos fue para tirarse de los pelos, porque el que se acordaba de su cuenta, se había olvidado de la contraseña, y el que sabía la contraseña no se acordaba de la cuenta. En fin, después de una semana, y no exagero, conseguí que todos tuvieran acceso a la carpeta de google drive.

La siguiente dificultad la tuve con los vídeos. Al haberlos subido a drive resultaba que su reproducción fallaba cuando todos accedían a la vez. La solución: crear un canal de youtube y subirlos allí. En otra ocasión ya comentaré los pasos que tuve que dar para grabarlos.

En aquellos primeros meses, todavía no conocía herramientas como educanon o edpuzzle para controlar que viesen los vídeos, así que usaba formularios google forms que llevan su tiempo en hacerse y que no garantizan la visualización del material. Recuerdo un día entrar en clase y usar la sutil técnica de decir “quien no ha visto el vídeo que se ponga al final y comience a verlo”, imaginaros mi cara cuando 30 alumnos se levantan, cogen su ordenador y se ponen a verlo, quedándome sólo con 7. Decidí mandarlos a hacer la actividad programada al patio, al solecito del otoño y los demás en clase. Al día siguiente, ¡los 37 habían visto el vídeo y tenían apuntadas las dudas!

A finales de octubre, comenzamos a usar Moodle como herramienta de trabajo. La cosa cambio, después de otra semana dando contraseñas, conseguí que todos los alumnos tuviesen acceso y pudiesen ver las explicaciones sin dificultad. Todos no, tengo tres alumnos sin internet en casa, a dos de ellos les paso los vídeos a la tarjeta del móvil y al tercero, que no tiene ni DVD, le hemos dado permiso para que use un ordenador del colegio en sus ratos libres y pueda seguir la clase. Hemos de ir con cuidado de no aumentar la brecha digital, es obligación del profesor que no se quede ningún alumno fuera.

Una vez conseguido que viesen los vídeos el esfuerzo se centró en hacer las clases diferentes, innovando y sobretodo ¡disfrutando en el aula!.

Como estamos estrechos, muchos días hacemos matemáticas en el patio, les encanta hacer cálculos con tiza en el suelo, factorizar, operar con potencias… También uso la gamificación (kahoot) para reforzar contenidos y para que se diviertan así como la invención de problemas, los trabajos en grupo y el trabajo cooperativo. Durante las clases no suelo estarme quieto ni un minuto, el tiempo se me pasa resolviendo dudas de forma personalizada, realizando aclaraciones, motivando a los que les cuesta más e intentando que todo el mundo aprenda a su ritmo.

Al final de cada trimestre he realizado una encuesta a los alumnos para conocer su opinión, aquí os dejo los resultados del 2º trimestre:

Te ha gustado?

 

El 69 % valora la iniciativa positivamente mientras que un 19% está en desacuerdo con ella. Al preguntarles los motivos argumentan, como puntos fuertes, el poder usar los vídeos para repasar y tener la explicación siempre disponible, así como el hacer las clases entretenidas, mientras que los que están en desacuerdo manifiestan que lleva mucho trabajo ver los vídeos, prefieren estudiar del libro o que el profesor lo explique todo en clase.

Al preguntarles si creen que han aprendido más, menos o igual, el resultado es el siguiente:

Resultados encuesta ¿Aprendes más o menos?

El 63% de los alumnos considera que ha aprendido más y sólo el 9% menos. Llama la atención que ¡un 6% no sabe si ha aprendido más o menos! Posiblemente este resultado esté en relación con la madurez del grupo, en la encuesta realizada a los alumnos de 3ºESO con los que también estoy trabajando en Flipped Classroom, nadie contestó NS/NC, el 55% consideró que había aprendido más y sólo el 5% menos.

En cuanto a las calificaciones:

Notas

 

Podemos observar que a medida que los alumnos se van haciendo con la metodología estas van aumentando.

Estoy muy satisfecho con los resultados obtenidos y creo que mejorarán en el 3º trimestre. El modelo Flipped Classroom me permite un enorme campo de posibilidades para innovar día a día y que los chicos/as se diviertan. Si el profesor disfruta en el aula, los alumnos/as también lo harán y yo estoy disfrutando muchísimo este curso. Es cierto que Flippear la clase es una carga de trabajo extra para el profesor pero, para nada, me planteo volver al modelo tradicional.