Es cierto que si algo creen saber hacer los alumnos, y muy especialmente los adolescentes, es ver vídeos. Pero no es lo mismo ver un vídeo de auronplay que el que nosotros les pedimos que vean antes de la siguiente clase.
Esto puede ser un problema, estamos posiblemente en su medio favorito, pero su actitud debe ser otra, y difícilmente lo será si no les enseñamos.
Si es el primer año que utilizan el modelo filpped, debemos dedicar suficiente tiempo a explicarles como es el modelo; que tipos de tareas le vamos a pedir, como estructuraremos los tiempos y espacios (personal y grupal) y como les vamos a evaluar todo ese trabajo. Aunque con el paso de las semanas irán haciendose al modo de trabajar, es importante que conozcan las pautas desde el principio. Desde mi punto de vista, como en cualquier otro aspecto de la clase, es fundamental que desde el inicio seamos rigurosos en el cumplimiento de las reglas que nosotros mismos planteamos. Así entrarán rápido en el proceso.
En ese entorno, con el primer vídeo que enviemos se puede hacer un ensayo en clase. Un “que haría yo si fuese un alumno y estuviese viendo el vídeo en mi casa”.
Como normalmente el vídeo irá acompañado de una tarea, muchas veces con preguntas de Edpuzzle o un formulario de Google, también podría hacerse esto como ejemplo de corrección al día siguiente. Lo mismo si les pedimos que elaboren una pequeña ficha o un resumen de los aspectos claves del vídeo, de ese modo, haciéndolo nosotros en directo, les dejaremos más claro que esperamos de ellos cada vez. Dar pautas para esas rutinas de trabajo les ayudará mucho en las primeras etapas.
Una de esas pautas en la que les insisto mucho a mis alumnos, y que incluso les digo que yo mismo debo hacer un esfuerzo por seguir, es que cuando entren a ver un vídeo para trabajar, están trabajando, y que tienen que acostumbrarse a no parar, ni distraerse hasta terminar. Este es probablemente nuestro mayor problema, están a un solo clic de su youtuber favorito, y tienen que seguir viendo (y trabajando) nuestro vídeo de trigonometría o de historia, que, vale, lo hicimos con ilusión, pero no es lo mismo.
Por otra parte, si consiguiésemos educarlos en esa disciplina de trabajo, sería seguro más importante para ellos que el contenido que queríamos enseñar. Ese es el mundo es el que vivimos todos, donde el riesgo de perder el tiempo ante las pantallas, o incluso la dependencia de las mismas, es cada vez mayor.
Y con esto os dejo, a punto de aplicarme esa norma y empezar la desconexión total de pantallas que me receto para las próximas semanas.
Buen verano
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