Como continuación de mi anterior entrada en la que hablábamos del uso de entornos colaborativos para el trabajo virtual en grupo, dedicamos este artículo a uno de los dos tipos de plataformas de tipo colaborativo, las orientadas a la mensajería instantánea.
Este tipo de plataformas nacen como una evolución de la exitosa fórmula del Whatsapp, pero con orientación hacia el entorno corporativo. Es decir, estamos ante plataformas donde cobra especial importancia la conversación, en grupos (aquí llamados canales) o uno a uno. Otro de los grandes aciertos de las plataformas de este tipo es haber optado por seguir la filosofía y nomenclatura de los antiguos servicios IRC (@usuario #canal) y en particular la posibilidad de instalar unos pequeños programas (llamados bots) que permiten añadir nuevos «/comandos» y funcionalidades a la herramienta, característica implementada también en el popular Telegram, el gran competidor de Whatsapp.
Al igual que ocurre con los servicios de mensajería tradicionales, estas herramientas de mensajería son muy adecuadas para equipos o grupos de trabajo donde la relación física es también habitual. Y también como cabría esperar de este tipo de herramientas de mensajería, poseen fantásticas apps para móviles, aunque pueden emplearse también desde el propio navegador.
Aunque hay varias alternativas de este tipo de entornos enfocados al trabajo colaborativo, la herramienta más popular y usada es, sin duda, Slack, que os recomiendo encarecidamente. De hecho, Slack es la herramienta más usada en las empresas del Silicon Valley y el gran rival a batir. Baste ver que Microsoft, que ha decidido apostar muy fuerte en este mercado, acaba de sacar la plataforma Teams con el objetivo de desbancar a Slack.
Como deciamos, una de las fortalezas de Slack, es la incorporación de los «bots», y más en concreto de haber puesto a disposición de los programadores una API abierta que permite integrar cientos de aplicaciones externas a través de estos «bots», entre las cuáles se hallan las herramientas colaborativas más populares como puedan ser Dropbox, Onedrive o las de Google.
La versión gratuita de Slack es más que suficiente para nuestros propósitos educativos y nos permite elegir y usar un dominio equipo.slack.com personalizado para nuestro equipo en el que pueden registrarse y acceder nuestros alumnos con cualquier dirección de e-mail. El espacio de almacenamiento se limita a 5 GB para todo el equipo, pero si se combina con el uso de Dropbox o Google Drive es más que suficiente (en nuestro caso, estamos usando Slack con más de 100 alumnos, y el almacenamiento no es ningún problema). La versión gratuita también limita el número de aplicaciones integrables a 10, pero es más que suficiente. En nuestro caso hemos optado por Dropbox, Google Drive, Twitter, una app para encuestas (/poll) y otra para gestión de tareas (/todo), entre otras.
En cuanto a otras alternativas a Slack, entre los servicios disponibles en la nube cabe mencionar Convo (gratis hasta 20 usuarios, tres grupos, 5 apps integradas) y Hipchat (5 GB y apps ilimitadas). Por otro lado, si alguien se siente con fuerza para instalar y mantener su propio entorno colaborativo de mensajería puede optar por soluciones de código abierto como Rocket.Chat o Zulip.
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