En una principio esta entrada la iba a llamar:”¿Qué puedo hacer con este chico?” El por qué a este título inicial se debía a un estado de desesperación que estaba atravesando con un alumno que tengo de 1º ESO. Se trata de un chico con cierta valía, con unas condiciones óptimas para superar no solo el curso, si no también para graduarse en secundaria y para más. Pero con 13 años se niega a hacer cualquier cosa que tenga que ver con lo académico. Tan es así que incluso cuando  le intento dar un refuerzo positivo es como si se me volviera en mi contra. De hecho, hace una seman decidí que la vía del diálogo se había terminado. Sin embargo, jugando un partido de baloncesto le incluí en mi equipo y todo lo que aportó fue positivo, compañerismo, solidaridad, esfuerzo… Fue increíble cuando se acabó el partido cómo sonreía y con qué fuerza nos chocamos la mano. Mereció la pena.

Esto me ha hecho reflexionar, poner en marcha de nuevo las ganas de no dar por imposible nada. De ahí surgió una idea, un proyecto que puede que ser una utopía, pero ¿por qué no?

Una de mis preocupaciones desde que soy docente de secundaria es qué hacer con el alumnado entre 13 y 16 años que no quiere estudiar, que rechaza de plano todo lo que se intente y que, en muchas ocasiones, es disruptivo. Pues bien esta es mi propuesta:

  • LA IDEA → Buscar las herramientas educativas que consigan integrar a este alumnado en el sistema educativo lo máximo posible.
  • EL PROYECTO → Se trata de hacer una adaptación curricular integral que se va a basar en los siguientes ejes.
  • Grupo → Tiene que formarse un grupo reducido de 5 a 10 alumnos máximo.
  • Horario → Concentrar las horas de formación teórica en las primeras horas de la mañana, aumentar la carga de educación física y después del recreo horas de formación 100% práctica que se puede dedicar a: mantenimiento del edificio, carpintería y un invernadero.
  • Adaptación → En coordinación de todos los departamentos realizar adaptaciones NO significativas en las que se asegure una formación básica suficiente utilizando metodologías activas y sencillas para este tipo de alumnado.
  • Orientación → Los alumnos cuando acaben este periodo (dos cursos a lo sumo) serán derivados a PMAR o FPB según su rendimiento y grado de asimilación de los conocimientos impatidos. Sin olvidar que su comportamiento debe ser el adecuado.
  • LA UTOPÍA → Que se dispusiera de los medios y la sensibilidad para poder llevar a cabo este proyecto o algo similar.

Evidentemente esto no es más que un esbozo, una idea, que por supuesto merece la pena desarrollar. Las metodologías no deben ser solamente para buscar la excelencia, si no que deben ser un vehículo integrador e intentarlo siempre merecerá de alguna manera.