Vamos a imaginar cómo utilizar un cuento on line para nuestra clase inversa. En infantil se utilizan historias con muchos propósitos: lectoescritura, vocabulario, estructura del cuento, algunos conceptos matemáticos como clasificación, orientación espacial y temporal, conceptos relacionados con conocimiento del medio natural y social como naturaleza o tradiciones, por poner simples ejemplos. No olvidamos las conclusiones y objetivos relacionados con hábitos. Las clases de infantil a menudo son, o deberían serlo, multidisciplinares.
Para nuestra clase inversa, el primer paso es encontrar un cuento on line que nos encaje con el objetivo, si no lo hay, podemos grabarlo con nuestra voz e imágenes, podemos incluso escanear un cuento (con el permiso pertinente) o tomar algo que nos guste y ponerle nuestra voz, hay infinidad de formas de hacerlo, por ejemplo con la aplicación iMovie y amerigo podemos hacerlo con un iPad en un ratito. Recordemos que el cuento ideal debe incluir la fórmula repetitiva, es lo que hará que nuestros alumnos sigan la historia de forma más activa.
Mandamos a nuestros alumnos de «tarea» ver el vídeo en casa. Para probar que lo han visto, con alumnos de más edad pedimos, por ejemplo, un e-mail o un documento del tipo que sea. En nuestro caso, lo mejor es hacernos con las familias, a las que podemos ver a menudo, y hacerles ver la importancia del trabajo. En muchas otras entradas se ha hablado de los problemas que se plantean cuando «el perro se ha comido mi tarea», o sea, no he visto el video. En este nivel, los papás son los directamente responsables si no se ha hecho.
Una vez visto el video en casa, planteamos una serie de actividades para trabajarlo en clase. En dichas actividades deberían aparecer el mayor número posible de elementos de la taxonomía de BLOOM, recordando, cómo no, que el mayor nivel de complejidad requiere más ayuda por parte del profesor. Estaría bien, asimismo, incluir un buen número de inteligencias múltiples. Vamos a poner algún ejemplo de actividad tratando de que incluya varios niveles de complejidad.
Actividad 1: recordamos de forma oral la historia y decidimos (evaluamos) las «partes más importantes» en las que podemos dividirla. Un análisis de los personajes puede sernos de mucha utilidad, describiendo cómo lo imaginamos en otras situaciones . Agrupamos a los alumnos en tantos grupos como partes tiene la historia y asignamos a cada grupo una imagen (aplicar, crear) que represente una de las partes. Dibujan y colorean su parte de la historia. Aquí el profesor pasea y recuerda si falta algún detalle, anima a todos a que pinten una parte, pongan alguna anotación o bocadillo si han comenzado ya con la escritura.
Hasta el momento, hemos incluido las inteligencias: lingüística, espacial e interpersonal. Dependiendo de la forma en que el profesora ha tratado la historia, o el tema del cuento, podemos haber entrado en terreno de inteligencia naturalística, matemática. Si le ponemos tono a la fórmula repetitiva, podríamos añadir la musical.
Ahora es el momento de poner en orden las partes de la historia. Pedimos a un representante de cada equipo que cuente lo que pasa en su parte del cuento y pedimos a la clase que coloquen a los niños que portan las imágenes en orden. Una vez situados con su dibujo en el orden correcto, deben volver a explicar su parte pero esta vez siguiendo los dibujos. El profesor corrige las frases que no están bien formuladas atendiendo a una buena dicción. Colgamos las pinturas. (Muy posiblemente, nos sorprenderá ver cómo en otros momentos del día otros niños emularán a sus compañeros contando la historia).
Podemos enriquecer nuestra actividad decidiendo en cada grupo una frase que resuma la viñeta. Anotamos la frase en una tira de papel y cortamos las palabras. Ahora, los alumnos deben pegar las palabras en el orden correcto sobre otra tira de papel y pegarlo debajo del dibujo. Cuando contamos el cuento en grupo, leemos las frases.
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