Hace ya un tiempo, una entrada en este blog se hacía esta pregunta, To flip or not to flip: ¿es esta la cuestión? Y aunque comparto el espíritu de aquel artículo, y estoy convencido de que esa no es la cuestión, sí creo que la pregunta sigue teniendo vigencia, pues una de las grandes dudas que tenemos los profesores, yo entre ellos, cuando nos hablan del modelo pedagógico del flipped classroom (en adelante, FC) es si nos puede ser útil, si lo podremos aplicar en nuestras aulas y, sobre todo, y esa es la verdadera cuestión, si servirá realmente para mejorar el aprendizaje de nuestros alumnos.

El objetivo de mi artículo, el primero en este excelente blog, es simplemente animaros a que probéis. No se trata de cambiar radicalmente nada, sino de ir introduciendo poco a poco actividades FC en vuestras clases y observar qué ocurre. Yo he decidido ir haciendo eso, casi sin planificarlo, bajo demanda, y estoy realmente satisfecho de los resultados. Como muestra, os contaré una de mis recientes experiencias.

Yo imparto clase en la Escuela de Ingeniería de Telecomunicación de la Universidad de Vigo, concretamente en dos materias de Redes de Ordenadores, una en 2º curso del Grado y otra en 1º del Máster. De alguna forma puede decirse que la asignatura del Máster es una continuación y profundización de la del Grado, por lo que resulta esencial que los conceptos básicos allí aprendidos sigan estando frescos. No obstante, la asignatura del Máster es cursada 3 años después, al menos, y en muchas ocasiones los conceptos básicos no están suficientemente frescos.

En años anteriores dedicaba parte de mis clases a repasar estos conceptos básicos, pero ello me restaba un precioso tiempo para dedicar a explicar mejor los contenidos propios de la materia y avanzar, y ahí fue donde el modelo FC vino a servirme de fantástica ayuda. Este curso he decidido grabar, antes de iniciar un nuevo tema, un pequeño vídeo (15 minutos, a lo sumo) explicando los conceptos básicos previos que me parecen necesarios para ese tema y, con una semana de antelación, se lo dejo en el aula virtual, junto con un pequeño test de autoevaluación sobre los contenidos del vídeo. Ello me permite verificar el nivel previo de mis alumnos sobre el tema y observar si hay algún concepto básico que deba ser explicado con más detalle a todos en la clase. Tras el primer vídeo, la experiencia ha resultado altamente positiva para todos, pues la simple visualización les ha permitido repasar y recordar los conceptos básicos antes de la clase, y sólo ha habido un concepto básico que suscitó dudas entre algunos alumnos, a tenor de la discusión que se suscitó en el aula virtual comentando el vídeo. Decidí intervenir en la propia discusión y dedicar en la clase 5 minutos más y, con ello, pude continuar profundizando y avanzando en los contenidos del tema. Puedo decir que, con respecto al curso pasado, ello me ha ahorrado casi una hora de clase. El resultado pudo haber sido otro, por supuesto, de hecho no sé qué pasará con el siguiente tema cuyo vídeo ya estoy preparando, pero si así fuese daría por bueno haberme centrado más tiempo en clase en aclarar todas las dudas. En fin, este es sólo un ejemplo de cómo podemos aprovechar algunos elementos del modelo FC cuando debemos impartir contenidos que requieren de unos conocimientos básicos previos.

Para terminar, me gustaría resaltar que, para fomentar la participación, y como parte de la evaluación continua, los tests que acompañan a los vídeos son puntuables (la puntuación depende del número de aciertos), de forma que, a lo largo del curso, los alumnos van sumando puntos (también por entregar tareas simplemente), y al final la puntuación se convierte en una nota numérica con cierta ponderación en la nota final. Cabe mencionar también que, como aula virtual, yo uso un grupo en SocialWire, un entorno de aprendizaje social en el que estoy involucrado, pero esa es otra historia que espero contar en mejor ocasión.