Si tuviese que elegir la segunda de las muchas anécdotas que pasaron en el curso, me quedaría con la que encabeza esta entrada.
Les pongo en situación: estoy, entusiasmado, después de haber hablado de los fundamentos del Flipped, departiendo sobre la ingente cantidad de herramientas que tenemos nuestra disposición para facilitarnos nuestra labor. Además, voy proyectándolas y haciendo demostraciones de cada una de ellas. De repente, uno de los profesores me dice:
“¿Pero tú como sabes hacer todo eso?”
Mi respuesta: “Pues porque tengo un perro”
Una vez se han acallado las risas generalizadas, les digo que no es broma. Que realmente he aprendido mucho, muchísimo porque cada vez que sacó a la dálmata a pasear voy viendo tutoriales de las distintas herramientas en el móvil. Y, utilizando el Chromecast, proyecto la pantalla de mi móvil y les enseñó todos los vídeos que tengo descargados en él para ir viéndolos y aprendiendo.
A partir de ese momento, cada vez que muestro una herramienta o forma de trabajar digo lo mismo: “¿Quieres hacer esto? Adopta un perro” Una parte importante de este modelo, y que pocas veces se cita, es el deseo de aprender, de evolucionar.
Y la primera fue ver las ganas de aprender que mis compañeros mostraron en todo momento, pasando del escepticismo inicial al entusiasmo al ir descubriendo las bondades de esta forma de trabajar y las múltiples herramientas que facilitan nuestra labor. Una experiencia increíble!!
Flipped no hará tus clases más fáciles, las hará mejores.
@juanfisicahr
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