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Mal entendido: «Va a ser un caos – no hay estructura si cada estudiante va a su ritmo».
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Dan Spencer afirma estar firmemente convencido de que el hecho de poder elegir la forma de aprender puede llevar a que uno sea dueño del aprendizaje con lo que de éxito que conlleva. Cuando los estudiantes pueden decidir sobre cuándo, cómo y dónde aprenden, se hacen más fácilmente dueños de su propio aprendizaje. Dado que muchos estudiantes están habituados a que se les diga cómo, cuándo y dónde se supone que deben aprender, las clases en las que no están activos se convierten en una pérdida de tiempo y llevan a la apatía.
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EL aprendizaje no siempre tiene que darse en una clase con los pupitres en filas. Puede haber muchos alumnos haciendo diferentes cosas. Es muy interesante cómo en el artículo que inspira esta entrada se habla de diferentes «learning centers» en una misma clase. Actividad no es sinónimo de caos. «Because the class time is no longer the teacher’s to control, time in school is now focused on student progress rather than teacher-determined timelines», una estupenda forma de explicar que la tarea primordial del profesor no es controlar la clase, sino centrarse en el progreso de sus estudiantes.
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De nuevo, aquí aparece el elemento humano. Los profesores necesitan pasar mucho tiempo al principio de curso organizando cómo esperan que sus alumnos se comporten, enseñando cómo gestionar su tiempo, enseñando a sus alumnos a hacerse dueños de su propio aprendizaje.
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La gestión de la clase es la clave.
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