Dan Spencer es un consultor de tecnología educativa. En su artículo “Khan and Beyond: The Many Faces of the Flipped Classroom”,  nos explica  lo que hay que saber para embarcarse en esta aventura que traduciremos como Clase Invertida.
Previo permiso del autor, hemos traducido y adaptado este artículo e iremos publicándolo por partes.

DESCRIPCIÓN DE LA CLASE INVERTIDA. UNA IDEOLOGÍA, NO UNA METODOLOGÍA

Cuando se habla de una etiqueta tan sugerente como es la clase inversa,  estamos cubriendo un amplio espectro de prácticas de enseñanza. Por citar uno de los mejores educadores que conozco, Brian Bennett, » La clase invertida no es una metodología. Es una ideologia.» En otras palabras, no existe ningún método que sirva a todos, o una agotadora lista de puntos que te dará todas las dosis de lo que necesites aprender. Para algunos, la imprecisión de lo que acabo de anotar será frustrante, pero créanme, es algo positivo. Significa que la filosofía que hay detrás de la clase invertida es fluida y adaptable. Significa que  cuando se hace bien, puede impactar de forma positiva en el alumno sea cual sea el curso o las materia.

Muchos de los que están ahora mismo aprendiendo acerca de la clase invertida pueden llegar a la conclusión de que se trata sólo de vídeos de Khan Academy. No me gustaría que me malinterpreten, los vídeos son una opción fantástica, pero deben formar parte de algo mucho mayor. Aunque es un tema de discusión muy apetitoso, no se trata de hablar de vídeos, sino de aprendizaje.

Lo más emocionante es ver innovación en primera línea encabezada por profesores que han tomado esta idea y la han modificado para adaptarla a sus necesidades en el aula. En algunas clases, la filosofía invertida se ha ap danspencer rovechado para que tanto profesores como alumnos produzcan bibliotecas de contenidos (similares a las de Khan Academy) o, como el caso de Mathtrain, en la que padres y alumnos tienen acceso a contenidos de clase que pueden ser rebobinados y vistos de nuevo. En otras situaciones, el objetivo es que los alumnos puedan acudir al profesor cuando verdaderamente lo necesiten, eliminando la pura instrucción de la clase, cambiandola por la resolución de tareas (de ahí el término”invertir”), destinando así tiempo de clase a operaciones de aprendizaje más efectivas, así como aumentando la interacción estudiante-profesor. La mejor opción presenta a los alumnos como dueños de su propio aprendizaje, eligiendo cómo quieren aprender contenidos así como demostrar la comprensión de los mismos, llevando a cabo todo ello a su propio ritmo. Esto es, en pocas palabras, la clase invertida.