Como todo lo que crece y se extiende, y tiene éxito, el flipped classroom puede interpretarse, entenderse y aplicarse de manera que pierda parte o mucho de su esencia. Por eso, entre otras cosas, han empezado a aparecer opiniones argumentadas, y con cierta carga de razón, que dudan de las bondades de esta estrategia o que incluso, claramente, la tachan de completamente negativa para el aprendizaje. Sin contar, lógicamente, aquellas afirmaciones de aquellos que no entienden, ni quieren entender, cualquier iniciativa o cualquier metodología que se separe de la ortodoxia transmisiva de la Escuela Industrial y cuyo único argumento es «eso es una tontería» o «eso no sirve de nada». Así, sin más.

Afortunadamente, y gracias también al crecimiento de su demanda y de su éxito, aparecen argumentos que intentan aclarar posibles confusiones, exageraciones y mostrar la verdadera esencia del aprendizaje invertido o flipped learning. Precísamente por la acumulación de jornadas de formación de las que formo parte he preparado una explicación en Prezi que intenta aclarar qué entendemos por flipped classroom, que es más bien flipped learning y, sobre todo, intenta ser flipped teaching.

Aquí os la dejo:

En definitiva, que flipped classroom no es utilizar aplicaciones al buen «tun, tun» o porque están de moda, ni hacer las mismas cosas al contrario, ni decir que se hace sin hacerlo realmente quedándose sólo en la superficie del cambio profundo. Sin embargo, supone un cambio casi definitivo, que aplica un aprendizaje verdaderamente activo haciendo al alumnado protagonista y responsable, ayuda a introducir el aprendizaje propio de siglo XXI, consigue insertar el aprendizaje informal en el formal, permite una importante personalización del proceso de aprendizaje del alumnado y, sobre todo, permite invertir EN clase. Esto es flipped classroom.