Una de las preguntas más habituales cuando das cursos de formación sobre la clase invertida tiene que ver con la visualización de los vídeos. Muchos docentes, con buen criterio, se plantean qué hacer cuando tus alumnos no realizan esa tarea previa. Después de explicar algunas estrategias para lograr ese objetivo, siempre respondo lo mismo: en la ESO la media debe superar el 80%, mientras que en Bachillerato es bueno que ronde el 90%.
Evidentemente, otros docentes que utilicen el enfoque flipped podrían poner porcentajes distintos. Ahora bien, mi objetivo hoy no es entrar a esa discusión, sino explicar técnicas que utilizo para que mi alumnado vea los vídeos en casa. Y, especialmente, aquella que aparece en el título de esta entrada: Plickers.
Introducir los vídeos en el proceso de evaluación
Aunque tratemos de convencer al alumnado de la necesidad de visualizar el material teórico, la realidad es que en muchas ocasiones ese argumento no resulta suficiente. Por suerte o por desgracia, nuestros adolescentes están «entrenados» para valorar solo aquello que conlleva conseguir puntos para la nota. Quizá esa afirmación sea un tanto pesimista, pero en gran medida es así.
Por tanto, aquellos argumentos que van en la línea de la comprensión de la materia o en la conveniencia de ver los vídeos para hacer mejor el trabajo de aula, suelen caer en saco roto. De ahí la importancia de integrar ese material en la calificación de la asignatura; es decir, dar a cada vídeo un valor en la nota final.
Es en ese punto donde entran los distintos programas de enriquecimiento de vídeo -EdPuzzle en mi caso- o la petición de resúmenes y esquemas una vez por semana. Esas estrategias, que no son las únicas, permiten dotar a cada vídeo de un valor concreto que, como se ha indicado, termina teniendo consecuencias en lo que más parece importarles.
El uso de Plickers en el modelo flipped
Es evidente que, al margen de EdPuzzle, existen otras técnicas que nos ayudan a alcanzar ese objetivo de un 80% o un 90% de visualización (cuando no 100%). Mi intención es detenerme hoy en una que, en lugar de sustituir a la aplicación de enriquecimiento de vídeos, sirve para reforzarla. Me estoy refiriendo a Plickers, un instrumento bastante conocido que, desde hace unas semanas, vengo utilizando de un modo distinto a como solía.
Hasta el pasado mes de enero mi uso de Plickers era bastante similar al que hacía con Kahoot: un cuestionario entretenido en el que mi alumnado competía para obtener la máxima puntuación. Sin embargo, me he dado cuenta de que es una buena forma de reforzar el proceso de visualización de los vídeos.
En mis asignaturas los vídeos son semanales; es decir, los subo a EdPuzzle un domingo y ahí permanecen siete días para que los estudiantes los vean. Una vez terminado el proceso, los lunes tiene lugar la sesión de dudas, que va acompañada por la corrección de las preguntas del material audiovisual. Pues bien, la novedad es que he añadido un cuestionario de Plickers -válido para la nota- con preguntas sobre esos vídeos el segundo o tercer día de clase semanal.
La primera consecuencia de esta novedad es que más alumnos se preocupan por ver los vídeos, de tal modo que los porcentajes han mejorado. Pero, además, su forma de trabajarlos es más intensa, pues saben que tendrán que hacer frente a un cuestionario en pocos días. Por último, el hecho de repasar el contenido varios días después mediante Plickers ha redundado a favor de su comprensión.
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