Nuestro reto como educadores es llegar a cada alumno como sea. Como sea quiere decir pasando por ensayo y error, mucho estudio y comerse la cabeza y grandes cantidades de reflexión a cerca de lo que ha pasado. Además, lo que hoy funciona, mañana igual no. Lo que va bien en la clase A, es tremendo en B y fantástico en C.

En la una entrada anterior vimos como personalizar en educación es una de las cosas más complicadas a las que podemos aspirar. Se me ocurre una profesora de mi colegio que unos treinta años después de haber pasado por su fantástica clase de lengua y literatura, me explicó que recordaba cómo me enfrentaba a las tareas. Yo, que nunca fui una alumna brillante en el período escolar, dejé huella en esa profesora. Es ella quien es especial, no yo. Es que ella recuerda a sus alumnos porque les da todo. Ella tiene el respeto de sus alumnos adolescentes, porque saben que busca lo mejor de cada uno.

A eso es alo que me gustaría llegar, a saber que realmente buscamos lo mejor de cada uno de nuestros alumnos. Para personalizar no hay nada como hacer una buena oferta, que cada uno pueda elegir para responsabilizarse y asumir lo que le toca, si no, es el profesor quien «le asume» el trabajo. Me gustó una referencia que hicimos en una entrada anterior al trabajo por capas. Lo interesante de este tema es que, ante unos conocimientos que buscamos que nuestros alumnos adquieran, podemos presentar diferentes tipos de actividades, todas ellas buscan el mismo fin pero no sólo por diferentes medios (generalmente habrá al menos uno que encaje a cada alumno) sino con distintos niveles de pensamiento y utilizando diferentes herramientas que suponen, también, un aprendizaje en sí mismo.

En la imagen tenemos un ejemplo de lo que se podría pensar con el tema de las plantas en 5º de Primaria. El primer paso sería ofrecer un video con la información necesaria, ciertamente hay hecho más en inglés que en español. Una vez nuestros alumnos han visionado el/ los videos, podemos comenzar con la ronda de actividades. Si en lugar de un ejercicio por nivel cognitivo, preparamos dos o tres, conseguiremos que todos los alumnos encuentren algún ejercicio con el que se sientan muy cómodos. El resto: asignar un valor a cada actividad, pedir un mínimo de puntos para pasar al siguiente tema, ayudar al alumno en lo que necesite, rondar por la clase en busca de dudas.

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