Cuando se mezcla educación e investigación-innovación pronto escuchamos voces que entonan la famosa frase del título de este post, y no son pocas las veces que no les falta razón porque una investigación mal guiada y “sin fundamento” puede ser fatal.
Como lo es un automóvil conducido por alguien que carece de la formación para hacerlo. Por no hablar de un conductor con las capacidades disminuidas por la ingesta de drogas y/o alcohol o un kamikaze. Sin irnos a los extremos, tampoco sería buena idea coger el coche sin el suficiente combustible, con el vehículo en mal estado o sin saber bien cuál es el destino ni cómo llegar a él.
Así pues, la investigación, o innovación, debe estar conducida por alguien preparado. Alguien que a su vez prepare bien todo lo necesario, con una idea clara de hacia dónde se dirige y por qué. Así mismo sabrá cómo llevarlo a cabo y contará con la suficiente prudencia para desistir si las condiciones no son las idóneas. Por último, debería tener suficientes conocimientos y capacidad de discernimiento para concluir hasta qué punto lo que pretendía alcanzar, demostrar, mejorar… fue efectivo y dónde y por qué no lo fue.
La investigación o la innovación educativa, como los viajes, puede ser por necesidad (problema al que buscar solución) o por placer (el gusto por descubrir nuevos horizontes), en cualquiera de los dos casos el rigor y el buen hacer no deben escatimarse.
A continuación, dejo un listado sencillo de pasos que pueden ayudar a preparar nuestra propuesta de investigación-innovación.
Buen viaje.
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