En el año 2014 tuve la suerte de participar en el  Workshop «Las TIC en las escuelas. De la teoría a la práctica y viceversa». De ella, además de las experiencias innovadoras apoyadas en las tecnologías digitales de profesores canarios, se me quedaron grabadas una anécdota y una reflexión que narró Francisco León, uno de los ponentes.

La primera consiste en un episodio que le pasó cuando va a un ciclo formativo para hablar de nuevas tecnologías. Relata como al empezar la charla usando un power-point aprecia que dos de los alumnos se están riendo y al preguntarles que por qué se ríen, estos le comentan: “Es que vienes a hablarnos de nuevas tecnologías y utilizas un power-point que es una herramienta que tiene más de treinta años” (lo puedes escuchar en el vídeo enlazado en el primer párrafo).

Realmente, los que allí estábamos nos reímos con el comentario de estos alumnos. Sin embargo, al salir, de camino al coche, pensaba cuantos profesores no saben hacer un power-point, a pesar de tener décadas de existencia, y ya no me hacía ninguna gracia.

Pero lo que me interesa en esta entrada es una aportación que hizo y que, desde ese momento, me ha acompañado: “Los lobos solitarios no provocan una innovación efectiva en los centros” (no es textual sino como la recuerdo)

Es lógico que para que un centro sea eficaz y competente, lo ideal es que todos sus profesores trabajen de forma coordinada, saquen provecho real de las tecnologías, generen entornos de aprendizaje, planteen proyectos,…

Todo colegio debería propiciar que los profesores seamos autónomos en el mundo digital, promover el uso de tecnologías diversas que permitan enriquecer nuestro entorno de aprendizaje, animar a trabajar desde nuevos enfoques, favorecer el intercambio de experiencias y promover la cultura del trabajo en equipo.

En este contexto es indiscutible que los lobos solitarios carecen de sentido. Es más, son contraproducentes.

Pero ¿qué pasa cuando no estamos en el caso anterior? ¿qué harías si quieres mejorar o innovar y no te ves acompañado por el resto de tus compañeros? Pues que no te queda otra que convertirte en un lobo solitario al que su instinto le llevará a adentrarse en nuevas tierras, a avanzar, a arriesgarse, a descubrir nuevos valles en los que la vida es mejor, más apasionante.

Muchos docentes que trabajan desde el enfoque flipped son lobos solitarios, no porque lo deseen (es más, lo sufren) sino porque el resto no quiere seguirles. La realidad es que muchos profesores no ven que nuestras competencias y roles, hoy día, han cambiado. No ven, o no quieren.

Y eso, indudablemente, implica que sean digitalmente competentes y aquí mi reflexión entronca con la anécdota que comenté antes y la realidad de que muchos docentes, por ejemplo, ni siquiera saben buscar una imagen (¡que puedan usar!) e insertarla en un power point.