Desde mediados de agosto he tenido la suerte de conversar con una gran cantidad de docentes a través de la red social Twitter. Haciendo uso del hastag #FlipDebate -y por qué no decirlo, abusando de su buena voluntad- les lanzaba cuestiones sobre su modo de aplicar el modelo de la clase invertida.

Ha sido una experiencia enriquecedora; una forma de intercambiar puntos de vista que, en la medida de los posible, espero mantener viva durante el curso académico.

Sin embargo, aunque esos diálogos entre educadores merecen que me refiera a ellos en el futuro, no son el motivo de esta entrada. El objetivo es abordar, de forma breve, una de las cuestiones surgidas en el #FlipDebate: el uso de las plataformas educativas.

Una gran oferta adaptada a nuestras necesidades

Utilizó plataforma educativa desde antes de conocer el modelo flipped (es más, aunque este texto está escrito desde la perspectiva de un profesor que da la vuelta a su clase, se puede aplicar perfectamente a cualquier metodología). Sin embargo, gracias al debate que se generó en Twitter sobre esta cuestión, he descubierto que existen muchas más de las que pensaba.

Los que han coincidido conmigo en la red de los 140 caracteres saben de sobra que hablo maravillas de Schoology. Incluso me he tomado la molestia de grabar una serie de tutoriales breves para aprender a utilizar esa plataforma y sacarle el mayor partido.

Ahora bien, me cuidaré mucho de decir que es la mejor, pues considero que cada docente, cada grupo de alumnos, es un mundo.

Con esto no quiero dar a entender que todas son iguales. Por ejemplo, considero que, desde el punto de vista técnico y por las posibilidades que ofrece, Google Classroom y las aplicaciones que lleva asociadas superan con mucho a las demás. Ahora bien, tampoco se me escapa que tiene grandes inconvenientes. Problemas que, al menos a mí, me llevan a preferir Schoology.

En ese punto es, precisamente, donde pretendo concluir esta primera mitad del artículo: cada uno de nosotros tiene necesidades y expectativas muy distintas, y esto nos conduce a escoger la plataforma que mejor se adapta a ellas. Aclaro, por tanto, que el objeto de estas líneas tampoco es establecer un ranking y, mucho menos, convencer a otros profesores del uso de un determinado producto.

Las ventajas de utilizar una plataforma educativa

El motivo último del artículo –pido disculpas porque he tardado bastante en “aterrizar”- es señalar las principales ventajas del uso de esta herramienta. Quizá parezca un poco radical en este punto, pero opino que un docente que no utilice plataforma educativa está perdiendo una gran oportunidad.

Insisto en lo dicho en el apartado anterior: no voy a predicar sobre las bondades de esta o de aquella, pues considero que cada uno debe buscar la mejor para su entorno. Sin embargo, recomiendo encarecidamente su uso, y también lo hacen mis alumnos, como bien puede observarse en la imagen adjunta (los gráficos son parte de la encuesta docente anónima realizada a final de curso).


Schoology2


Pasaré ahora a enumerar y desarrollar de manera breve esas ventajas a las que me vengo refiriendo:

  • Los alumnos tienen toda la información actualizada sobre la asignatura: fechas de exámenes, tareas, contenidos evaluables, criterios de evaluación, límites para las entregas… Se evitan así situaciones, muy comunes por cierto, en las que el mensaje no llega a los estudiantes o lo hace de manera confusa.
  • En la plataforma tienen, al alcance de un clic y en cualquier momento del día, los materiales de la asignatura.
  • Se pueden consultar las calificaciones y los comentarios que el profesor hace a los trabajos corregidos.
  • Gracias al servicio de mensajería, los alumnos puede consultar al profesor sus dudas mientras hacen las tareas.
  • Buena parte de las plataformas educativas tienen un muro muy similar al de Facebook. Es un espacio muy interesante para que los estudiantes intercambien experiencias, reciban respuestas de otros y, en definitiva, se genere un fructuoso intercambio de información.
  • Se pueden entregar tareas en línea, facilitándose así tanto el cumplimiento de los plazos, como la corrección por parte del docente. Además, se evita acumular papel y, sobre todo, perderlo.
  • Para los que utilizamos la gamificación en nuestras asignaturas, el perfil de los alumnos en la plataforma es el lugar ideal para poner la puntuación, medallas, retos superados…