Modelo Pedagógico FC y el aprendizaje desde la neurociencia.
Aunque de entrada penséis que no tiene nada que ver, se parecen en muchas cosas.
Los niños, son seres humanos que aprenden. Nuestro cerebro aprende de una manera integral y holística. Aunque la neurociencia nos da los avances en el estudio del cerebro nosotros no aprendemos de manera fragmentada. Aprendemos porque somos una unidad psicofísica, social y espiritual. La dimensión afectiva de los niños hemos de trabajarla desde pequeñitos con base neurológica y con el desarrollo de hábitos que nos lleven a tener virtudes humanas, y en esto los avances de la neurociencia nos ayudan.
En el MIT (instituto Tecnológico de Massachusetts), los alumnos están dejando de asistir a las clases porque han encontrado formas más eficientes de organizar su tiempo de estudio. Tienen también otras maneras de acceder a la información académica y una de ella es a través de las clases invertidas.
Al final el Flipped Learning quiere transferir ciertos procesos de aprendizaje fuera del aula y optimizar los procesos desde dentro del aula porque sabemos que cuando los alumnos se apasionan por un tema específico y trabajan en equipo con un objetivo común aprenden más que escuchando de forma pasiva a un profesor.
Cosas que podemos coger de la neurociencia que nos ayuden a mejorar el rendimiento académico y, por tanto, a aprender más:
-Modificar el horario de las clases y poner las clases de Educación Física en primer lugar. Mejoran el bienestar de los alumnos, su capacidad atencional, memoria, concentración, motivación. Aspectos fundamentales para que se dé el aprendizaje. “Lo que es bueno para el corazón, es bueno para el cerebro”.
Las investigaciones han demostrado que los resultados cognitivos de los niños tras la práctica deportiva son mejores, sobre todo cuando la complejidad de las tareas a realizar es mayor.
Aquí se complementa con el modelo Flipped en que las tareas que se realizan en el aula ponen en marcha las funciones cognitiva de orden superior y las tareas son de mayor complejidad, por eso si sabemos qué hacer para que los niños rindan más, eso nos lo responde la neurociencia.
-Introducir las disciplinas artísticas en la práctica pedagógica, porque además del dominio de la técnica, fomentan un pensamiento creativo, divergente y en definitiva, más profundo.
-Desarrolla habilidades socioemocionales cómo la autorregulación, empatía, autodeterminación, cooperación, tan importantes para crecer como persona y ser capaz de vivir en sociedad.
La dopamina y los neurotransmisores juegan un papel muy importante en el aprendizaje:
-Cuando las tareas se presentan de manera lúdica o divertida, los alumnos se enfrentan a mayores retos, con mayor motivación o eficacia.
-Lo novedoso, la incertidumbre, la curiosidad y la expectación aumentan los niveles de dopamina, por tanto, favorecen la atención y el interés.
-Las emociones y los buenos sentimientos mejoran el aprendizaje y la conducta. Los castigos y las severas exigencias no conseguirán un efecto positivo en el aprendizaje. Queremos que los niños amen lo aprendido y quieran recordarlo.
-No son tan importantes las respuestas, cómo las preguntas e interrogantes. Queremos que piensen, que se cuestionen, que se pongan sus metas, que se reten esforzándose… y que las motivaciones que tienen por aprender se conviertan en intrínsecas dotándoles de integridad, autonomía y autovaloración personal.
La importancia de la dopamina y los neurotransmisores en el aprendizaje.
Me llama la atención la importancia de la dopamina, su trabajo cortical, que influye en cómo gestionamos nuestra vida, nuestras emociones, valores y autorregulación interna y externa. Pero no sólo los neurotransmisores son importantes también los factores emocionales, corticales, hacen que se creen nuevas sinapsis y conexiones para volverse estables y que pueda integrarse lo aprendido.
En el libro Neuromitos en educación los autores nos recomiendan “no dar la misma pastilla a todos los enfermos, ni poner los mismos deberes a todos los alumnos.”
La tecnología ofrece diversas posibilidades en el ámbito educativo, y la ciencia, una manera de evaluarlas. Y nos tenemos que servir de las dos cosas para tener más herramientas que nos ayuden a conocer mejor cómo aprenden los niños y a impartir bien nuestras clases.
Cuando utilizamos el Modelo Pedagógico Flipped Learning y los aportes de la neurociencia, atendemos personalmente y mejor a cada uno de nuestros alumnos, por el hecho de ser seres humanos.
¿Qué le supone al profesor trabajar con el Modelo Flipped Learning? Inversión de tiempo, formación, investigar, un cambio de mentalidad…
Ya no me preparo una clase para 30 alumnos, sino me preparo la clase para cada uno de mis 30 alumnos, pero ellos se merecen todo lo mejor.
Menchu Garralón Blas
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