Nuestra tendencia inicial al querer propiciar un cambio desde el enfoque flipped es convertirnos en un “lobo solitario”, pues lo habitual es encontrarnos con la resistencia y críticas de aquellos compañeros que no están dispuestos a revisar su forma de trabajar. Pero, en general, los lobos solitarios no provocan una innovación efectiva en los centros. Es lógico pensar que para que un centro fuera eficaz y competente, lo ideal sería que todos sus profesores trabajasen de forma coordinada, sacasen provecho real de las tecnologías, generasen entornos de aprendizaje, plantearan proyectos…

Por ello, conviene propiciar un pacto entre todos los docentes para actuar de forma consensuada o, al menos, con la mayor parte de nuestros compañeros para  trabajar al unísono en ese enfoque educativo. Probablemente, nos tocará dedicar tiempo para mostrar a nuestros compañeros cómo se trabaja dentro de esta nueva metodología y qué ventajas aporta. En este sentido, es un error muy habitual intentar plantear un pacto basado en opiniones y no en datos que sean fiables. Por eso, el paso previo a dicha negociación es recopilar reseñas que avalen las afirmaciones que hacemos y tener bien definido hasta dónde podemos llegar.

No hay nada que impresione más que un colegio en el que se perciba la coordinación entre todo el equipo docente, con los mismos criterios de evaluación, en el que en cada departamento se trabajan los mismos proyectos, independientemente del profesor.

Dentro de este apartado, hay que destacar la labor del equipo directivo en los centros que propiciarán este tipo de entendimiento entre los docentes, promoverá el uso de tecnologías diversas que permitan enriquecer nuestro entorno de aprendizaje, animará a trabajar desde nuevos enfoques, favorecerá el intercambio de experiencias y promoverá la cultura del trabajo en equipo.

Solo así se explica que alumnos a los que no les das clase puedan dar testimonio sobre esta forma de trabajar: