En esta ocasión me gustaría compartir contigo lo que para mí es la “atención a la diversidad” en el aula y cómo el modelo Flipped te puede ayudar a que sea algo real en tu día a día como docente.

Si llevas unos años dando clase te habrás dado cuenta de que, curso tras curso, en una clase “típica” de 30 alumnos, normalmente solemos tener 4 ó 5 alumnos muy buenos (académicamente hablando), otros 4 ó 5 alumnos que suelen suspender (casi) todas las evaluaciones, y un “grueso” de 15-20 alumnos que aprueban (con mayor o menor nota). Sí, ya sé que esto es una simplificación o caricaturización de la realidad, pero para esta reflexión que voy a hacer nos puede ayudar.

Sinceramente, creo que nuestro sistema educativo español entiende (y ha entendido siempre) que “atender a la diversidad” es fijarse casi exclusivamente en esos 5 alumnos que nos suspenden evaluación tras evaluación y ver qué hacemos para que aprueben; sí, para que aprueben, no para que aprendan

Por supuesto que yo tengo que prestarles toda la atención que se merecen estos alumnos que han suspendido, y conseguir que vayan mejorando pero, ¿y qué pasa con los otros 25 alumnos que tengo en mi aula y que han aprobado la evaluación? ¿cuánto tiempo les tengo que dedicar?

Cuando digo que solamente nos fijamos en los alumnos que suspenden no lo digo con ningún tipo de juicio de valor, sino con pena, con tristeza al ver que el resto de alumnos del aula pasan “desapercibidos” en nuestras sesiones de evaluación.

Porque si nos paramos un poco a ver cómo son la mayoría de las sesiones de evaluación de nuestros colegios (cierto, estoy generalizando otra vez), yo tengo la sensación de que, evaluación tras evaluación y curso tras curso, siempre hablamos de “los mismos”. Y pienso, que si las medidas de atención a la diversidad que actualmente adoptamos en las sesiones de evaluación con estos alumnos que suspenden fuesen realmente eficaces… ¿no dejaríamos algún día de hablar de ellos, porque ya han conseguido aprobar la evaluación? Pues no, esto no es lo que suele ocurrir.

En el otro extremo, tenemos a esos 4 ó 5 alumnos que, hagamos lo que hagamos, flipeemos o no nuestras asignaturas, siempre trabajan y estudian mogollón y sacarán buenas notas al final de la evaluación. Por eso, “no hace falta” hablar de ellos en las sesiones de evaluación. “Total, si van bien…”

Y, por último, está el grupo de alumnos más numeroso de nuestra aula; y el más interesante, desde mi punto de vista. Son esos alumnos “silenciosos”, porque no dan demasiada guerra y suelen acabar aprobando. “¿Para qué les vamos a prestar demasiada atención, si al final aprueban?”, me decía una vez un compañero, “Hagamos algo con los que suspenden, a ver si conseguimos que aprueben de una vez” (¿ves?: otra vez aprobar, no aprender…)

Pues sí, yo creo que es a estos 20 alumnos a los que hay que prestar más atención en el día a día, sin descuidar al resto. Porque estos alumnos son los que tienen un mayor “margen de mejora”: son alumnos que estudian, que trabajan, que aprenden; son buenos alumnos… ¡¡que podrían llegar a ser “excelentes”!! Espero que esto no suene “clasista” (nada más lejos de mi intención); lo que quiero transmitirte es que estos alumnos tienen un gran talento “escondido”, por desarrollar y que no lo hacen porque no les prestamos la debida atención… a su diversidad. Y, como dice Javier Tourón: “La meta de la escuela no es promover la igualdad, sino la equidad”

 

Y es aquí donde el modelo Flipped tiene, para mí, su gran fortaleza: en el aula, trabajar según este modelo, me permite atender la diversidad de cada alumno; a la diversidad de aquel que saca sobresaliente, a la del que va “más o menos bien” y a la del que suspende.

Cuando yo organizo y trabajo en mis sesiones de aula según el modelo FC:

  • hago posible que cada alumno trabaje a su ritmo, realizándose así un aprendizaje realmente personalizado, y esto sí es atención a la diversidad.
  • resuelvo las dudas de cada alumno según le van surgiendo, y esto sí es atención a la diversidad.
  • tengo tiempo para que mis alumnos hagan tareas cooperativas y aprendan juntos, y esto sí es atención a la diversidad.
  • puedo dedicarle más tiempo al alumno que más lo necesita, y esto sí es atención a la diversidad.
  • se favorece la interacción alumno-alumno y alumno-profesor, y esto sí es atención a la diversidad.
  • cada alumno elige qué recursos le vienen mejor a su estilo de aprendizaje: vídeos, libro de texto, trabajar con la tablet o con papel y boli, y esto sí es atención a la diversidad.
  • (casi) todo el tiempo que dura la clase es para aprender, no para escucharme a mí, y esto sí es atención a la diversidad.

Así que, cuando escucho a colegas de profesión llenarse la boca con la “atención a la diversidad” yo pienso para “mis adentros”: “Si conocieras el modelo Flipped Classroom…”

Por eso te animo a que comentes esta entrada, para así enriquecer esta reflexión:

  • ¿Qué es para ti la atención a la diversidad?
  • ¿Cómo te ayuda el modelo Flipped a conseguir llevarla a la práctica?
  • (o lo que te apetezca comentar…)

Muchas gracias por leerme.