Recientemente, el concepto de aprendizaje significativo ha ido obteniendo una gran popularidad entre el colectivo docente, pero, antes de poder dar alguna herramienta de cómo incorporarlo en nuestras sesiones, es interesante conocer qué es, su origen y la importancia que tiene en la educación del Siglo XXI

¿Qué es el aprendizaje significativo?

El origen de este concepto reside en el pedagogo David Ausubel el cual dejo la siguiente cita:

«Si tuviese que reducir toda la psicología educativa a un solo principio, enunciaría este: El factor más importante que influye en el aprendizaje es lo que el alumno ya sabe. Averígüese esto y enséñele consecuentemente.»

Ausubel (1983) Psicología Educativa. Un punto de vista cognoscitivo

Por lo tanto, acorde a lo expuesto en el párrafo anterior, el aprendizaje significativo es aquel que complementa y enriquece la visión que el alumno previamente tenía.

Conocer el punto de partida de cada estudiante te va permitir ser más eficaz a la hora de planear tus sesiones y desarrollar diferentes itinerarios en función de las necesidades de tus alumnos.

¿Cómo incorporarlo en nuestras clases?

Llegados a este punto, debemos tener claro que evaluar no es calificar. La evaluación es un proceso continuo que va a proporcionar, tanto a docentes como a alumnos, una información muy valiosa para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje, mientras que la calificación se basa en proporcionar un valor numérico al rendimiento académico del estudiante en un momento específico.

La evaluación inicial (esa gran olvidada) deberá tener un papel muy importante dentro de nuestra programación de aula.

Los formularios virtuales de EdPuzzle, Kahoot, Plickers, Forms…nos van resultar muy útiles y nos van a proporcionar una información muy valiosa.

Una alternativa muy interesante a estas herramientas para explorar los contenidos previos son las rutinas de pensamiento desarrolladas por el «Visible Thinking» o Pensamiento Visible. Esta teoría comienza con el Proyecto Zero de la Universidad de Harvard, liderada por autores como David Perkins o Ron Ritchhart.

A continuación desarrollaremos varias rutinas de pensamiento para que puedas desarrollar esta teoría en tus clases.

Veo-Pienso-Me pregunto

  1. Preparación. Presentar una imagen relativa al contenido para que los estudiantes puedan observar todos los detalles en silencio durante el tiempo suficiente (2 o 3 minutos) antes de comenzar la discusión.
  2. Ver. Los estudiantes deben decir únicamente aquello que han visto. Una manera de mejorar este apartado es dialogando en parejas o pequeños grupos aquello que han visto y luego comenzar la discusión compartiendo aquello que los compañeros encontraron y el alumno no se había percatado.
  3. Pensar. Los estudiantes deben pensar qué está sucediendo en la imagen. Se puede modificar la pregunta para lograr diferentes niveles de interpretación de la imagen. Por ejemplo, se puede preguntar en qué nos hace pensar lo que vemos, qué interpretaciones podemos hacer, etc. A medida que se va profundizando, se puede hacer que los alumnos tengan que decir evidencias que argumenten lo que dicen.
  4. Preguntarse. Los aprendices deben compartir qué se preguntan sobre la imagen. En un principio, puede resultar difícil diferenciar entre lo que piensan y lo que se preguntan. Para solventar este problema podemos plantear que preguntarse va más allá de nuestras interpretaciones al observar una imagen.

Compartir el pensamiento. Los estudiantes, por lo general, comparten en cada etapa lo que han ido pensando. De esta manera, los alumnos construyen su pensamiento apoyándose en las ideas de sus compañeros, creando con frecuencia ideas más ricas que si trabajasen solos. Estás ideas pueden colgarse por los murales del aula para fomentar la indagación, estimular el pensamiento reflexivo o motivarlo para añadir más preguntas que surjan a lo largo de la unidad.

Enfocarse

Variación de la rutina Veo-Pienso-Me pregunto.

  1. Preparación. Se muestra una pequeña porción de la imagen y se invita a los estudiantes a que observen ese pedazo de imagen con atención. Se les puede pedir que describan lo que ven antes de proporcionar cualquier hipótesis.
  2. Revelar. Muestra un pedazo más de la imagen. Los estudiantes deberán prestar especial atención a aquello nuevo que se ha mostrado y cómo varían sus suposiciones iniciales. En función de la imagen revelada se podrán hacer preguntas más interesantes.
  3. Repetir. Continuamos con el proceso de revelar e interpretar hasta que se ha completado la imagen.

Compartir el pensamiento. En este apartado, los estudiantes deberán reflexionar sobre cómo sus hipótesis e interpretaciones iban cambiando a medida que se iba revelando la imagen.

Saber-Queres saber-Explorar

  1. Preparación. Se suele usar como punto de inicio de una Unidad Didáctica, por ello, puede resultar interesante preparar alguna documentación. Una buena opción puede ser que sean los propios alumnos los que creen ese material.
  2. Preguntar, ¿qué piensas/qué sabes acerca de…? En este paso, los estudiantes deberán activar sus conocimientos previos. Deberán decir o escribir sus pensamientos.
  3. Preguntar, ¿qué dudas o inquietudes tienes? Es el momento de indagar en las preferencias de los alumnos, dándoles la oportunidad de iniciar nuevas líneas de investigación.
  4. Preguntar, ¿cómo podemos explorar esas inquietudes? Los estudiantes deberán reflexionar sobre sus inquietudes y pensar diferentes fuentes de información para resolver sus dudas, recursos que van a necesitar, diferentes maneras de resolver sus inquietudes, etc.

Compartir el pensamiento. La mayor parte del pensamiento se comparte durante la realización de la rutina, pero si se hace en pequeños grupos, es interesante que se informen entre grupos centrándose en las inquietudes, de esta manera, podrán agrupar diferentes acciones a realizar o investigar por temas e inquietudes.

Conversaciones sobre papel

  1. Preparación. Escribe el tema en una hoja de papel encima de las mesas de cada grupo trabajo. Decide si los estudiantes pueden agruparse libremente o eliges tú los diferentes equipos. También hay que tener en cuenta el tiempo que permanecerá el estudiante en cada ronda.
  2. Presentar el tema o cuestión de la rutina. Los estudiantes deberán pensar su opinión sobre el tema y registrar sus ideas o preguntas en su mesa de trabajo. A medida que los estudiantes van leyendo sus aportaciones, pueden ir surgiendo nuevas inquietudes que deberán añadirse a la hoja de anotaciones.
  3. Circulación. Los estudiantes, tendrán tiempo para ir por las diferentes hojas añadiendo preguntas y respuestas. Se recomienda dejar a los estudiantes durante unos 5 minutos para que conversen sobre las preguntas y respuestas y puedan aportar más al folio. Al rotar, deberán tener un tiempo previo para observar las aportaciones de sus compañeros.
  4. Facilitar. Es posible que en alguna ocasión se necesiten aportaciones externas al grupo de trabajo para conectar ideas, responder con más detalle, etc.

Compartir el pensamiento. Si los participantes han rotado como grupo, deberán regresar a la mesa de trabajo inicial y observar las anotaciones del resto de compañeros. Cuando ha pasado el tiempo suficiente de reflexión, comenzará la discusión dentro de la clase sobre las preguntas más llamativas, los temas y respuestas más comunes, etc.

Puente 3,2,1

  1. Preparación. Piensa qué les va a pedir a los estudiantes que elaboren para el 3-2-1, por ejemplo, un diario u hojas de trabajo.
  2. Pedir tres palabras. Los estudiantes deberán escribir las tres primeras palabras que les sugiera el tema a tratar.
  3. Pedir dos preguntas. Los estudiantes deberán generar dos preguntas que les sugiera el tema. En estas preguntas buscamos sacar sus ideas iniciales.
  4. Pedir una metáfora o símil. Los estudiantes deberán generar una metáfora o símil. Posiblemente necesiten algún ejemplo sencillo: “Los planetas son como…”
  5. Ofrecer un periodo de enseñanza. Puede ser un vídeo, texto, imagen, etc. que permita ir a los estudiantes más allá de sus pensamientos iniciales.
  6. Realizar un segundo 3-2-1. Los estudiantes deberán ser ahora más reflexivos a la hora de elegir las palabras, preguntas y metáforas ayudados por la enseñanza recibida.

Compartir el pensamiento. Los estudiantes podrán compartir sus respuestas iniciales como posteriores. Durante ese periodo de discusión, se favorecerá la reflexión y surgirán nuevos puntos de vista. Como punto final se podrán resaltar los puntos nuevos más relevantes para poder trabajarlos con mayor profundidad.

La brújula

  1. Preparación. Centra el tema, si es nuevo, permite que los estudiantes realicen las preguntas necesarias para aclarar cualquier duda. Coloca cuatro hojas en las paredes de la clase simbolizando cada uno de los puntos cardinales (N,S,E y O)
  2. Identifica entusiasmos. En el papel del E, los estudiantes deberán anotar aquello que les llama la atención, aspectos positivos y lo que les entusiasma sobre el tema.
  3. Identifica obstáculos y preocupaciones. En el papel del O, se deberán anotar todas aquellas preocupaciones, inquietudes y aspectos negativos sobre el tema a tratar.
  4. Identifica necesidades. En el papel del N, los alumnos anotarán todo aquello que necesitan saber y cómo pueden entender mejor el tema o prepararse.
  5. Pida sugerencias o pasos. En el papel del S, los estudiantes podrán anotar sugerencias para mejorar su preparación.

Compartir el pensamiento. Pida a los estudiantes que revisen las respuestas en los diferentes puntos cardinales intentando sacar puntos en común, encontrando líneas de actuación similares, inquietudes parejas, etc. De esta manera se podrá desarrollar un plan consensuado para poner en acción algunas de las sugerencias.

El juego de la explicación

  1. Preparación. Centra la atención de los estudiantes en el objeto de estudio. No hagas ninguna pregunta si no conocen a primera vista el objeto, simplemente pide que lo observen y analicen.
  2. Nombrar las partes. Los alumnos deberán nombrar varios aspectos o características observadas y compartirlas con sus compañeros para poder anotarlas.
  3. Explicar las partes. Los estudiantes deberán explicar a sus compañeros las partes que han ido observando.
  4. Ofrecer razones. Los alumnos deberán dar razones para que sus explicaciones sean verosímiles. Deberán buscar evidencias que apoyen lo que han observado y por qué han explicado esa característica de esa forma.

Generar alternativas. Los estudiantes deberán generar alternativas a las inicialmente generadas, de esta manera favorecemos la reflexión antes de centrarnos en una explicación fija.