Estar en un aula es un ejercicio de, podríamos llamarlo, jardinería humana. El alumnado no se preocupa de lo que viene después, del futuro, les interesa, se ocupan en el ahora. En el instante presente, a su vez, el docente reconoce que están el pasado y el futuro. El futuro se construye con lo que hacemos hoy.
Para ello disponemos del terreno y la siembra, la cual podríamos llamar la oportunidad. No nos debe preocupar el campo, el aula, lo que importa es la inteligencia en su aprovechamiento. Y un signo de inteligencia es saberse adaptar.
Posteriormente, en nuestro jardín particular debemos en el proceso de crecimiento ofrecer los cuidados que son necesarios para su crecimiento, el agua justa, la luz más o menos directa, hasta que el docente, jardinero en esta historia, guía tranquilizante en la conquista del propio espacio llega a escuchar “ayúdame a hacerlo solo”, que le pide el brote incipiente, llegando al punto que la planta se autosostiene y supera al tutor.
Un jardín es un aula. Con sus infinitas posibilidades y su diversidad. Y a ella, a la diversidad, debemos atender.
Una propuesta de enseñanza diseñada por Prensky (2011), en donde hace énfasis en la importancia de educar en lo “real, no solo en lo relevante” dice así:

Los alumnos quieren que se les respete, se confíe en ellos, y que sus opiniones se valoren y se tengan en cuenta, quieren seguir sus pasiones e intereses, quieren crear usando las herramientas de su tiempo, quieren trabajar con sus compañeros en trabajos de grupo y proyectos, quieren tomar decisiones y compartir el control, quieren conectar con sus iguales para expresar y compartir sus opiniones, en clase y alrededor del mundo, quieren cooperar y competir entre sí y quieren una educación que no sea únicamente relevante, sino conectada con la realidad (Prensky, 2011:13).

Existe en la actualidad la dicotomía entre la utilización de herramientas digitales en el aula y la relación más directa, “más real” con nuestro alumnado, cuando son dos conceptos complementarios. Es lo que vendría a llamarse “humanismo digital”, enseñar el buen uso de las mismas, siempre desde un enfoque educativo, no solo tecnológico, lo cual implicaría las plagas o hierbajos en nuestro jardín, y desde ese enfoque educativo tenemos la posibilidad de priorizar tiempos, espacios y ofrecer una profunda atención a esa diversidad en las aulas.
En esos tiempos y espacios encontramos el individual y el grupal y el Flipped Learning nos ofrece diferentes posibilidades que todo docente debería reconocer. Un espacio más adaptado a la presentación de contenidos, y aludiendo a la taxonomía de Bloom, en donde los pilares que lo sustentan serían el recordar o el entender respetando el ritmo de aprendizaje de nuestro alumnado, habilidades de pensamiento de orden inferior, para posteriormente en el espacio grupal apliquemos, analicemos, evaluemos y creemos.
Es en este tiempo y espacio en donde priorizamos nuestra atención, guiando, ofreciendo ayudas a los que por sus dificultades de aprendizaje más lo requieran, para que, cada vez que presentemos nuevos contenidos, los anteriores estén asimilados y no haya una brecha cada vez mayor.
Si tienes más curiosidad sobre asimilación de contenidos puedes leer la entrada de Alicia Diez sobre Mastery Learning Cycles.
Es, este tiempo de aula, importante para guiar, orientar, ayudar hacia la adquisición de los contenidos de cada uno de nuestros estudiantes.
Preparamos ya a una generación conectada con las inmensas posibilidades que esto nos ofrece en nuestra profesión y en el aprendizaje, y para ello, cada vez más, debemos ser conscientes de ofrecer una alfabetización digital y una necesaria competencia digital. Esto, incidirá en un mayor aprovechamiento de la interacción directa en el aula, con todos y con quien más lo necesite.
Por mi experiencia ahora en los grupos de Máster de la Universidad, hacer un buen uso del espacio individual, mediante la realización de videos y presentaciones, repercute en un mayor aprovechamiento del encuentro grupal. Esta entrada pretende ser el inicio de una serie para la presentación de herramientas para el uso en el espacio individual.
Os dejo con un comentario visto en Twiter de @AnabelBethenco que dice: “Cambié mi planteamiento cuando vi que los chicos y chicas de mi clase se quedaban descolgados. Ahora pueden seguir las clases de matemáticas desde su casa, y aprovechar el tiempo en clase”.

Bibliografía
Prensky, M. (2011). Enseñar a nativos digitales. Madrid: Ediciones SM