Una entrada originalmente publicada en el BLOG de Javier Tourón
Hemos hablado y escrito mucho sobre el modelo de aprendizaje inverso, como un enfoque pedagógico que permite recuperar el protagonismo del alumno y ponerlo en el centro del proceso de aprendizaje, donde debe estar. Por otro lado, este enfoque otorga al profesor un papel que se me antoja mucho más importante que el que tenía hasta ahora, convirtiéndolo en guía y apoyo de cada alumno allí donde estos lo necesitan. En la era conceptual no necesitamos un profesor que se convierta en un emisor de lecciones por vía oral, sino en un consejero que ayuda al alumno a superar las dificultades que se encuentra en su aprendizaje. Y más aún, que fomenta el desarrollo de sus intereses, motivación, autonomía y potencial al máximo. Es decir, en una persona que logra que el talento de cada alumno se desarrolle de modo óptimo.
Y es que sí, la diversidad existe, las diferencias son patentes en los alumnos y no se pueden ignorar de manera sistemática. Ni todos tienen la misma capacidad, ni los mismos intereses ni, desde luego, la misma velocidad de aprendizaje. ¿Por qué nos empeñamos entonces en tratarlos a todos del mismo modo? ¿De agruparlos por edad ignorando o esquinando su capacidad y competencia? Como oí el otro día, no recuerdo donde, «agrupar a los niños por edad es como agruparlos por el color del pelo». Es preciso convertir las escuelas en espacios de aprendizaje -como señalamos en nuestro libro sobre The Flipped Classroom-, no en ámbitos prioritariamente de enseñanza. Es necesario convertir las escuelas en lugares de desarrollo del talento de todos los escolares, cada uno el que tenga, pero todos de modo óptimo. Pero ¿cómo será posible con 20-25 o 30 alumnos por clase? En este artículo que publicamos en la monografía de la Revista de Educación que voy despiezando poco a poco en el blog te damos algunas pistas.
Como siempre, para animarte a su lectura atenta, incluyo ahora el resumen que dice así:
«Los sistemas educativos y, por tanto, la escuela, se han basado fundamentalmente en el criterio de la edad para agrupar a sus alumnos, lo que tiene un efecto indeseado en la atención a las diferencias singulares de los estudiantes que son relevantes para atender a su desarrollo personal. Este hecho es particularmente grave cuanto más se apartan los alumnos de las características “típicas” de su grupo de edad, ya sea por defecto o por exceso. Tal es el caso de los alumnos más capaces, cuyas peculiaridades, particularmente las cognitivas, se presentan a la luz de una atención diferencial. Entre ellas se destacan la precocidad y la velocidad de aprendizaje. El análisis del desarrollo de los alumnos más capaces se lleva a cabo desde una concepción evolutiva, se presentan sus características más relevantes y se estudian las posibilidades de un modelo de enseñanza y aprendizaje que recupera para el alumno un papel central convirtiéndolo en protagonista de su propio aprendizaje, de manera que se abre la posibilidad a un desarrollo de los aprendices que respeta su ritmo y profundidad de aprendizaje y les permite, al menos teóricamente, desplazarse por el currículo a la velocidad que su capacidad y nivel de dominio les permite. El modelo de aprendizaje inverso o flipped classroom se analiza con detalle y se valoran los datos de la eficacia del mismo aportados por la investigación más reciente, al tiempo que se relaciona con otros modelos vinculados, como el aprendizaje mixto y el diseño universal de aprendizaje. Todos ellos con una concepción y orientación clara hacia la personalización del aprendizaje. Se analizan, finalmente, las posibilidades de este modelo para el desarrollo del talento, no solo de los más capaces sino de todos los alumnos».
Bueno pues aquí tienes el artículo completo con todos los detalles apuntados.
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