Flipped Learning y Aprendizaje Cooperativo: La importancia del procesamiento para el éxito
Si tenemos que definir las grandes ventajas del Flipped Learning podemos establecer que son dos: el tiempo que tenemos para llevar a cabo en el aula metodologías activas y las relaciones que se establecen entre los alumnos y alumno-profesor.
Estas dos ventajas nos permiten trabajar en el aula mediante un aprendizaje cooperativo en el que las relaciones entre los participantes sean fluidas y estimulen el aprendizaje de cada uno de los miembros. Recordemos que esta es una de las máximas de este tipo de aprendizaje, donde cada uno de los miembros mejora en base a las aportaciones y contacto con el resto de personas del grupo.
Francisco Zariquiey establece tres condiciones básicas para que se desarrolle un auténtico aprendizaje cooperativo. A estas tres condiciones las denominó “triada cooperativa”. Estos tres factores son: la interdependencia positiva, la participación equitativa y la responsabilidad individual.
Los hermanos Johnson establecen sin embargo 5 elementos necesarios para que se lleve a cabo con éxito este aprendizaje: interdependencia positiva, responsabilidad individual, habilidades interpersonales, interacción cara a cara y procesamiento por el grupo.
Muchos profesores a la hora de comenzar a llevar a cabo el aprendizaje cooperativo en su aula argumentan que es ruidoso y que no hay un trabajo equitativo. Sin embargo, en muchas ocasiones, esto se debe a la falta de estrategias para diseñar actividades en las que todos estos elementos anteriormente expuestos, estén presentes para conseguir el éxito de la actividad y la productividad del aprendizaje de todos los agentes que participan.
En este genially que adjunto podemos ver algunas técnicas cooperativas sencillas que se pueden implementar en el aula para comenzar a familiarizarse con este aprendizaje.
Sin duda alguna, uno de los aspectos mas importantes para mi a la hora de comenzar a desarrollar el aprendizaje cooperativo con nuestros alumnos es el procesamiento por partes del grupo de las actividades cooperativas que empiezan a llevar a cabo.
Por una parte, cuando comienzan a desarrollar estas técnicas cooperativas es importante que evalúen si sus objetivos y su trabajo se han desarrollado con éxito. Este aspecto es importante hacerlo mientras los alumnos no dominen la técnica cooperativa que están aprendiendo. Con el transcurso de las sesiones, en las que desarrollemos una técnica, podemos dejar de evaluarla si vemos que el trabajo es productivo y hay pocos aspectos que corregir. Un ejemplo de ficha que podemos mandar a los grupos para procesar el buen uso de estas técnicas es el siguiente:
Asimismo, los grupos base, es decir, aquellos grupos que tienen periodos de trabajo que no se limitan a una sesión o trabajo específico sino a la consecución de varias tareas cooperativas o incluso al apoyo emocional o experiencial a lo largo de un trimestre, es importante que también lleven a cabo el proceso de evaluación del trabajo grupal. Es necesario que establezcan objetivos de mejora que les sirvan para mejorar día a día. En mi opinión pasar este tipo de registros cada quince días sería lo ideal para que el profesor esté al tanto de posibles conflictos o alumnos que no están aportando lo que el grupo les exige.
Un ejemplo lo podemos ver en el siguiente registro.
Al final lo importante es que los alumnos mejoren en el desarrollo de sus habilidades cooperativas asegurándonos que cumplen unas reglas que eviten los conflictos y que sirvan como garantía de éxito del trabajo en el aula.
BIBLIOGRAFÍA:
ZARIQUIEY, F. : Cooperar para aprender. Madrid. Ediciones SM. 2016
JOHNSON, D. W., y JOHNSON, R. T.: Los nuevos círculos del aprendizaje. Buenos Aires. Aique. 1999a.
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