¿Cuántas veces te han hecho esa pregunta? Detrás se esconde una genuina preocupación ante la llamada brecha digital y ante semejante reto a los docentes solo nos quedan dos salidas:
- Decidirnos por NO poner en práctica la flipped classroom o cualquier otra estrategia pedagógica que requiera del uso de la red en casa.
- Decidirnos por poner en práctica la flipped classroom o cualquier otra estrategia pedagógica que requiera del uso de la red en casa.
Lo sorprendente del caso es que ambas opciones esconden detrás la misma y loable intención: “minimizar la brecha digital”.
La verdadera brecha digital
La diferencia entre una aproximación y otra estriba en la concepción de brecha digital que el docente tenga, llegados a este punto, sería interesante abordar qué se entiende por brecha digital, de igual modo, es preciso aclarar que el concepto “brecha digital” se ha ido reinventado a medida que el entorno digital plantea nuevos retos. Por lo tanto, entender hoy qué es la brecha digital requiere de algo más que la mera intuición y con total seguridad habremos añadido nuevos matices en un futuro cercano.
Primer nivel de la brecha digital
Al hablar de brecha digital solemos referirnos a si los estudiantes están en posesión de un ordenador o si tienen acceso a internet. Afortunadamente, según el INE en un estudio realizado en 2017 el 85% de los españoles tenía acceso a la red, frente al 38% que estaba conectado en 2006.
Además de los números, que siempre visten mucho, es posible afirmar que con buena voluntad y esfuerzo se puede suplir con relativa facilidad este tipo de carencias. Algunos docentes hacen que los estudiantes vean los videos en el aula durante los recreos o al final de la jornada, otros dedicen grabar los videos en un pendrive o dvd para que los reproduzcan en algún lector que tengan en casa, por mencionar alguna alternativa.
Este tipo de brecha digital, que los expertos han bautizado como de primer nivel, se caracteriza por referirse al acceso que el usuario, en este caso alumno, tiene a los dispositivos, pero no es la única y posiblemente tampoco es la más importante.
Segundo nivel de brecha digital
En este nivel los expertos sitúan el dominio del uso de las TIC. Es decir, por regla general, aquellas personas que parten de ambientes más favorecidos suelen tener ordenador y conexión a la red y además saben cómo utilizarlos mejor que aquellos que vienen de ambientes más desfavorecidos. A nadie se le escapa que tanto a nivel usuario como profesional no saber utilizar las TIC se asemeja bastante a lo que hace años suponía no saber leer y escribir. Huelga decir que se puede, y se podrá, vivir de espaldas a la tecnología, pero no será fácil.
Tercer nivel de la brecha digital
Un tercer nivel hablaría sobre la brecha del empoderamiento y de cómo la falta de conocimientos sobre el funcionamiento de las redes sociales, el marketing digital o los nuevos negocios basados en el Big Data, nos hacen vulnerables e incapaces de ejercer una libertad de la que no somos siquiera conscientes de carecer.
El docente frente a la brecha digital
Es aquí donde entender la importancia del dominio del uso de las TIC y el manejo de la red cobra vital importancia.
No pretendo dar recetas, tampoco pretendo decir que simplemente con introducir la flipped classroom vayamos a causar un gran impacto en la competencia digital del alumno. Solamente creo necesario que los docentes entendamos que las dificultades en nuestro quehacer diario no pueden marcar nuestra hoja de ruta. El punto de partida debe ser siempre qué creo que mis alumnos necesitan aprender, en segundo lugar, cuál es la mejor manera de conseguirlo y por último, asegurarme de que lo he conseguido.
Si de verdad considero que mis alumnos deben alcanzar una buena competencia digital habré de buscar la manera, por encima de carencias y dificultades.
Para saber más y mejor:
https://www.nngroup.com/articles/digital-divide-the-three-stages/
https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/671836/TP_28_10.pdf?sequence=1&isAllowed=y
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