En primer lugar las alumnas han tenido que visualizar en sus casas unos vídeos seleccionados de Youtube relacionados con cada uno de los temas que componen la unidad didáctica. Al día siguiente, en el aula, realizamos un pequeño debate dirigido y mediante una lluvia de ideas fuimos ordenando todo el contenido.
Era ahora cuando creían que su trabajo acabada de terminar y empezaba el mío, pero estaban equivocadas. Continuaba el de ambas partes.
Ellas tuvieron que organizarse en grupos de trabajo de tres personas. Solas, sin ninguna intervención por mi parte. Una vez estaban formados los equipos les dije cuál era la tarea que tenían que realizar: un visual thinking sobre una parte asignada por mí de la unidad. “¿Un qué?”, me preguntaron todas. Les dí unas pequeñas nociones sobre este nuevo concepto y les comuniqué que tenían cuatro sesiones para realizar la tarea.
Como podemos observar, además de trabajar el contenido teórico de la unidad, lo llevaron a la práctica, puesto que la “dirección” (la profesora), les planteó un reto: tenían que lograr un objetivo común (presentar el trabajo a tiempo y lo mejor posible, ya que una nota depende de esto). Tuvieron que hacer un trabajo en equipo mediante un equipo de trabajo, resolviendo los conflictos que fueran planteándose y bajo presión, ya que había unos plazos que cumplir, etc.
A mitad de la cuarta sesión habían terminado – y muy bien, he de decir. Sin previo aviso, cada grupo tuvo que explicar el contenido al que hacía referencia su visual thinking y después hicimos una reflexión sobre lo que les había supuesto el hacer este trabajo, que en principio les parecía muy insulso, de esta forma. Estaban sorprendidas de cómo, sin darse cuenta, habían aprendido haciendo, trabajado en equipo sin ningún problema y comprendido el concepto de sinergia aplicándolo directamente.
En último lugar, y cumpliendo con los cánones establecidos por nuestro sistema educativo, realizaron el examen. ¿Te preguntas cuáles han sido los resultados? Fabulosos.
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