Sí, soy profesor flipper. Creo que Flipped Classroom es un modelo que se centra en el alumno, que le da el protagonismo de su propio aprendizaje y que le hace responsabilizarse de esa parcela fundamental en su vida que es aprender (en el sentido amplio de la palabra). Pero, ¿por qué sigo este enfoque pedagógico? El punto de partida se remonta a hace cinco años, cuando mi colega Marta, profesora de Biología de Bachillerato, me comentó que los alumnos que yo había tenido el curso anterior en 4º de ESO no se acordaban prácticamente de nada; vamos, que no tenían ni idea o muy poca. Sé que este es un comentario muy habitual en muchos casos, pero a mí me dejó muy tocado: algunos de esos alumnos eran francamente brillantes; el resto, alumnos de nivel medio-bueno. Desde luego, no esperaba un comentario así porque estaba convencido de que habían retenido muy bien la materia.

Enseñaba como había sido enseñado

Por aquel entonces, seguía el modelo de enseñanza de siempre, ese que había aprendido de mis profesores cuando yo era el alumno: explicación del tema en la pizarra y siguiendo el libro, ejercicios, pruebas, exámenes… aderezado con la pasión propia de cada uno. En definitiva, enseñaba como había sido enseñado. Mis alumnos valoraban mi asignatura y mis clases con notas muy altas; estaban contentos. Todo parecía ir a las mil maravillas. Pero llegó ese comentario y tuve que reflexionar; era mi obligación. No podía ser que yo disfrutara dentro del aula mientras mis alumnos, con el paso del tiempo, perdían lo aprendido.
En aquellas fechas, me movía ya por redes, especialmente por Twitter, y empecé a indagar hacia dónde se decantaba la innovación docente, porque… sí, había un runrún digital de innovación que hasta ese momento desconocía. Tras un viaje a Bolton -para conocer cómo se trabajaba en Essa Academy, referente de centro innovador-, regresé eufórico pensando que ese era el colegio del futuro (¡presente ya en muchos centros!). Así que me puse manos a la obra: pasé mis apuntes a un iBook y me decidí a introducir la tecnología en mi aula, siempre de forma consensuada con mi coordinadora académica.

Adentrándome en flipped Classroom

Conocí a Raúl Santiago en un curso que impartía él dirigido a directores y responsables tecnológico-académicos y le presenté mi iBook. Le encantó y charlamos un rato.
Me animó a seguir en esa línea y empezamos una amistad que seguimos disfrutando. Gracias a sus consejos y a la lectura de varios artículos en diferentes medios, empecé a adentrarme en el modelo pedagógico Flipped Classroom. Reconozco que, al principio, me costó un poco entender la idea, pero gracias a Raúl y a la lectura del excelente blog de Javier Tourón, vi que ese enfoque era una magnífica opción para ayudarme a mejorar el aprendizaje de mis alumnos. Así pues, tras hablarlo con mi coordinadora, comencé a invertir mi clase de Biología de 4º de ESO.

He perdido mi protagonismo; lo tienen ellos

Ha sido un camino duro, pues un cambio así es siempre complicado, pero, como muchos otros profesores, perseveré y alcancé mi objetivo. Quizá uno de los aspectos que más me ha costado resolver ha sido perder mi protagonismo en el aula, esos momentos en que lograba disfrutar explicando cómo se replica el DNA o por qué de un matrimonio en que el hombre y la mujer tienen los ojos marrones puede nacer un hijo de ojos azules. Pero me di cuenta de que el protagonismo debe ser del que aprende; yo debía pasar a un segundo plano, guiando, asesorando, ilusionando, ayudando…
Ahora, tengo mis clases magistrales guardadas en vídeos que comparto con mis alumnos bajo el enfoque flipped. Y dedicamos el tiempo de aula a asentar y profundizar en los contenidos y a desarrollar habilidades que, de otro modo, sería prácticamente imposible. Creo que esa es la idea: convertir el aula en un espacio de aprendizaje activo en el que la interacción entre alumnos y entre alumnos y profesor sea uno de los puntos fuertes .