Hola compañer@s, en las próximas entradas os contaré la experiencia desarrollada, durante este curso, en un aula unitaria multinivel.
Pese a ser mucho más frecuentes de lo que se cree, sobre todo en determinadas zonas de la geografía española, las escuelas unitarias no han recibido la atención que merecen. Por su idiosincrasia tan especial, difieren notablemente de la imagen creada en el imaginario popular de lo que es un aula de educación formal.
Niñas y niños de diferentes niveles, desde la Educación Infantil hasta el primer ciclo de la Educación Secundaria, dentro de las mismas cuatro paredes, con el mismo horario y el mismo docente a su cargo. Quien no lo ha vivido puede pensar que esto es un caos. Y lo es. Pero olvidemos el sentido peyorativo del término caos. Es una organización diferente, menos visible, muy sensible a las posibles modificaciones de las condiciones iniciales. Y el ser humano en general, y la educación, como dimensión inherente, son bastante impredecibles. No sirven las fórmulas.
En un aula unitaria, la organización es, a la vez, uno de los aspectos más importantes, sobre el cual es necesario reflexionar y programar; y paradójicamente, también es uno de los más flexibles. Es caos puro. Una niña de tres años, con una psicomotricidad fina aun en pleno desarrollo, se enfrenta a una actividad de grafomotricidad en la cual tiene que distinguir y repasar el trazo del número 3. A la vez, un niño de 5 años, está realizando el paso de las agrupaciones físicas a la suma. A su lado, una alumna de 2º de EP, comienza la resolución de problemas de más de una operación. Sentada a su lado, una alumna de 4º de EP, tiene serias dificultades para comprender en qué consiste la diferenciación entre números enteros y números decimales. No acaba de entenderlo porque se distrae viendo cómo en el proyector, un alumno de 2º de ESO, trata de explicarle a uno de 1º de ESO, cuál es el proceso adecuado para resolver ecuaciones con fracciones. Seis niveles dentro de una misma materia: matemáticas (y pensamiento lógico-matemático).
¿Y el docente? ¿Qué está haciendo en ese momento? Está atento a los seis procesos, dedicando pequeños momentos de atención individualizada a cada uno, según sus necesidades, respetando los momentos y ritmos de cada uno. Visto así, ¿no parece esto algo más cercano a lo que debiese ser la educación? No obstante, desenvolverse dentro del caos no es sencillo. De ahí la importancia de la organización. De la planificación de múltiples planes B, C, D… De la estructuración de nexos de unión dentro del proceso de aprendizaje de cada uno.
Pero, repito, el caos no se puede predecir. ¿Qué hacer si en mitad de una explicación sobre cómo resolver sistemas de ecuaciones a alumnado de 2º de ESO, el alumnado de infantil, mucho menos autónomo, requiere ayuda para realizar una actividad de conteo y discriminación visual? ¿Interrumpir la explicación y retomarla cinco minutos después, con la consiguiente desconexión lineal y cognitiva? ¿ O bien seguir con la explicación y permitir que haya un tiempo muerto en el aprendizaje de los pequeños, que quizá provoque su aburrimiento y favorezca la creación de un sentimiento negativo, asociado a los momentos dentro del aula?
Teniendo cierta experiencia anterior, poco estructurada, en la implementación de la clase invertida; decidí que durante este curso, iba a experimentar, de una manera más continua y programada. Principalmente, con el alumnado de Educación Secundaria y en el área de Matemáticas. Al creciente convencimiento pedagógico, acerca de las bondades del modelo flipped, se unió este año, para “obligarme” a dar el paso definitivo para su puesta en práctica; las peculiaridades de este tipo de aula.
La imposibilidad de realizar correctas explicaciones durante los momentos de clase, estaba provocando que el alumnado no entendiese correctamente los contenidos de las primeras unidades didácticas. De ahí que decidí darle la vuelta a la situación. Me grabé realizando las explicaciones en vídeo, para pasárselas al alumnado y que las pudiese visualizar tranquilamente, en su casa, sin interrupciones (o con todas las que se necesite, si así lo desea).
Es el momento en el cual, descubro que esta forma de plantear el proceso de enseñanza-aprendizaje tiene un nombre y que empieza a tener un campo teórico de conocimiento importante. Al menos, en el mundo anglosajón. Comprendo mejor los motivos, adquiero hábitos de trabajo y reoriento la actividad dentro del aula. Los chicos parecen de acuerdo y lo empezamos a aplicar.
Con notables características que difieren de las propuestas teóricas que, tan magníficamente están siendo recogidas en esta web/colectivo. Características marcadas por los siguientes condicionantes :
-
En primer lugar, el alumnado, perteneciente a familias de un nivel sociocultural muy bajo (desde el punto de vista occidental; proceden de Marruecos); carece de ordenador u otro tipo de hardware en su hogar. El centro, dentro del plan Escuela 2.0 dispone de un miniportatil para cada uno de ellos, pero no les permite sacarlo del centro escolar. Primera tentativa de solución: les presto mi cámara digital para que lo visualicen en ella y luego se lo pasen a los demás (son tres en total). No fructifica, puesto que no se escucha bien y resulta pesado para ellos el tener que realizar los visionados a una hora determinada, para pasárselo a los demás. Finalmente, consigo convencer al centro para que facilite que el alumnado pueda disponer del ordenador, fuera del horario escolar.
-
Segundo problema, no hay Internet en sus casas, ni WIFI abierto en la localidad. Solo un centro social, el cual se encuentra abierto, exclusivamente los fines de semana. Solución: les paso los vídeos en una memoria USB y ellos luego a su ordenador; o bien los cuelgo en Edmodo y ellos lo descargan en clase.
-
Tercer problema, al proceder así, resulta complicado poder plantear tareas online durante el visionado, para confirmar que lo ven y lo entienden (como podría hacerse, por ejemplo con EDpuzzle); por lo que resulta complicado aplicar la metodología just in time. Solución: proponer el visionado y actividad dos días antes del trabajo práctico en clase, de modo que me lo puedan entregar el día antes y, así yo, poder comprobar si han entendido bien el contenido.
-
Cuarto problema, de carácter ya no técnico, sino puramente pedagógico: cómo encontrar vídeos adecuados para la visualización de un alumnado que, si bien conoce el idioma, presenta un vocabulario muy reducido y le cuesta entender los tutoriales colgados en diversas plataformas (bien porque están creados para niveles superiores, o bien porque están realizados por personas sudamericanas y no comprenden algunas expresiones o pronunciaciones que en ellos se utilizan). Solución: crear yo mis propios vídeos, utilizando un lenguaje simple, pausado. Vídeos cortos, píldoras, muy alejadas de los tutoriales de diez minutos o más, frecuentes en algunas plataformas.
Aquí os muestro una secuencia de vídeos, píldoras, utilizadas como introducción al tema «Sistemas de ecuaciones».
(Continúa)
Deja tu comentario