Podríamos pensar que los alumnos, al verse sin limitaciones, aprovecharían todos los recursos a su alcance e incluso tratarían de hacer «trampa»,… aunque no lo sería, puesto que todo estaba permitido.
Recuerdo el contexto: ámbito Científico-Tecnológico de un grupo de Diversificación Curricular de 3ºESO. Estas son algunas de las observaciones que fui anotando durante la realización de la prueba, que empezó en clase:
- Los alumnos tratan de resolver el examen por sí mismos. Consultan pequeñas dudas a sus compañeros para poder seguir avanzando en el ejercicio, o para asegurarse de que lo están haciendo bien.
- Algunos compañeros deciden explicar a otros, voluntariamente, cómo hacer un ejercicio determinado, y si es necesario les ayudan a hacerlo. Curiosamente, aunque está permitido, no deciden copiarse directamente el ejercicio.
- Sólo hacen dos preguntas al profesor, y en ambos casos para asegurarse de que habían realizado un paso correctamente, no para preguntar cómo se hace algo.
- Pese a que pueden llevarlo a casa, la mitad de los alumnos deciden entregar el ejercicio antes de finalizar el tiempo de clase. El resto se lo lleva para terminar lo que les faltaba.
Con estas observaciones, saco algunas conclusiones positivas y otras que no lo son tanto. En la parte positiva:
- Los alumnos que sabían hacer los ejercicios los hicieron por sí mismos durante el tiempo de clase, y utilizaron parte de su tiempo en ayudar a sus compañeros. Tendemos a generalizar que los alumnos son interesados, comodo nes y egoístas, pero no siempre es así. El aprendizaje es importante para ellos, puesto que algunos quieren demostrar lo que ellos han aprendido por sí mismos, y al mismo tiempo están dispuestos a ayudar a otros a aprender.
- Sabiendo que la nota del examen cuenta lo mismo que cualquier otro examen, podrían haber optado por asegurarse muy buena calificación haciendo que alguien les revisase el examen. Sin embargo, un cierto sentimiento de justicia les lleva a entregar lo que han podido sin ayuda. Esto refuerza la idea anterior de querer darle más importancia al proceso de aprendizaje que a la calificación.
- Alumnos que habrían estado perdiendo el tiempo al no saber hacer parte del examen, han buscado la forma de poder resolverlo. Dejar ejercicios en blanco sirve sólo para poner una calificación de cero, mientras que tratar de resolverlos implica un aprendizaje, aún el caso de no llegar a resolverlo correctamente. Los alumnos que han ayudado o han sido ayudados han reforzado sus conocimientos, algo que no habría ocurrido en un examen estándar.
En la parte negativa:
- Las limitaciones impuestas tradicionalmente en los exámenes (no consultar, no preguntar, no mirar el libro, no pasarse del límite de tiempo,…) pesan mucho, y están tan arraigadas que incluso teniendo libertad plena, siguen apareciendo esas limitaciones autoimpuestas por los alumnos.
- El proceso de aprendizaje se sigue considerando algo unipersonal, o bipersonal (profesor-alumno). Por supuesto que lo que uno aprende es un hecho individual, pero el proceso no tiene por qué serlo.
- No estamos acostumbrados a colaborar y cooperar, y en el aprendizaje seguimos considerando como tramposas prácticas habituales en el mundo real, como consultar con alguien, buscar en Google el dato que nos falta, revisar nuestros apuntes…
No podemos negar que el conocimiento hoy en día no tiene sentido como algo hermético y unipersonal, y estamos avanzando bastante en desarrollar procesos de aprendizaje colaborativos, cooperativos y globalizadores. Por eso cada vez más carece de sentido evaluar de forma individual, aislada y llena de limitaciones.
Muy interesante experiencia, en un 3º de diver creo que es hasta muy acertado, pero ¿cómo sería esto en un Bachillerato donde la nota cuenta tanto?