Hemos evidenciado la necesidad de realizar un cambio que promueva el aprendizaje y ponga en un plano secundario a la evaluación, que seguirá siendo importante y necesaria, pero que no tendrá ningún sentido mientras sigamos dando más valor a la foto final que al desarrollo del proceso. Desde este punto de vista, planteo un examen que se parezca más a una situación real que al simulacro ficticio que suele ser. Corresponde a un tema de matemáticas dentro del Ámbito Científico-Tecnológico del programa de Diversificación Curricular, en 3ºESO. La única instrucción es que hay que tratar de resolverlo, pero sin ninguna limitación de las que habitualmente rigen en los exámenes. Por tanto:
- No hay tiempo límite (sí que lo hay realmente, pero son 48 horas para una prueba que se puede resolver en unos 45 minutos)
- Se pueden utilizar el libro y el cuaderno
- Se puede ayudar a un compañero
- Se puede preguntar a un compañero
- Se puede preguntar al profesor
- Se puede llevar a casa y terminarlo allí… y por tanto se puede consultar con cualquier persona, y utilizar el comodín del público, el de la llamada,… y cualquier herramienta a nuestro alcance.
¿Cómo es nuestro trabajo como profesores? ¿Podemos contar con alguien? ¿Consultamos material ajeno para preparar nuestras clases? ¿Consultamos con nuestros compañeros acerca de cómo enfocar un tema o cómo evaluar un trabajo? ¿Revisamos libros de texto y apuntes de años anteriores o trabajamos únicamente con lo que está en nuestra memoria? ¿Somos peores profesionales, menos válidos, si hacemos todo eso, o por el contrario crecemos con la sinergia y ganamos con la colaboración? Lógicamente, no se trata de una ocurrencia sin sentido (o quizás sí…). La actividad sigue llamándose examen por aquello de darle importancia y situarla en un lugar preferencial desde la visión de los alumnos, pero se trata de algo que va más allá de la reproducción de contenidos aprendidos. Planteamos los siguientes objetivos, que cobran aún más relevancia al tratarse de un grupo de Diversificación Curricular:
- Dar importancia a la adquisición de procedimientos frente al aprendizaje memorístico
- Respetar el tiempo que cada uno necesita para la prueba
- Incluir el examen como parte del proceso de aprendizaje, y no sólo como un instrumento que muestra lo aprendido, pero que no sirve para aprender.
- Observar y valorar comportamientos: solidaridad, compañerismo, honestidad,…
- Aumentar la motivación de los alumnos frente a la realización de pruebas
- Fomentar las habilidades sociales a la hora de buscar los apoyos necesarios para resolver dudas.
Los resultados de la experiencia son muy curiosos… los comento en la próxima entrada.
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