El Flipped Learning o aprendizaje invertido, sabemos de sobre que es un enfoque pedagógico que, bien aplicado, conduce a mejores resultados de aprendizaje en los estudiantes; pues no solo implica el uso de tecnología para motivar, sino un uso de la tecnología como real herramienta de aprendizaje. Los docentes que han logrado integrar la tecnología digital en su praxis pedagógica, logran una gran ventaja pues son capaces de reconocer y elegir las herramientas pertinentes para cada una de las etapas de su secuencia didáctica, yendo más allá de la estructura clásica de inicio, desarrollo y cierre; hacia una estructura más moderna, centrada en el estudiante y en desarrollar un aprendizaje por descubrimiento, que promueva la investigación e impulse la creatividad.
Una muy interesante propuesta de secuencia didáctica con tecnología la podemos ver en el libro The HyperDoc Handbook: Digital Lesson Design Using Google Apps, escrito por las maestras Lisa Highfill, Kelly Hilton y Sarah Landis; un texto en el que en realidad no solo se habla de Google Apps, sino de muchos recursos educativos digitales abiertos:

  1. Engage (Motivar)
  2. Explore (Explorar)
  3. Explain (Explicar)
  4. Apply (Aplicar)
  5. Share (Compartir)
  6. Reflect (Reflexionar)
  7. Extend (Extender)

En estos 7 pasos, no necesariamente secuenciales, podemos observar que no está presente la evaluación. Es así, no está presente la evaluación, la tradicional, vista como una etapa del proceso de aprendizaje; pues la propuesta es que esta sea permanente, dependiente de los objetivos de aprendizaje y no sujeta a un momento específico, lo que hace aún más retador el trabajo de planificación y permite que la misma sea realmente pertinente.
Es después de haber comprendido la necesidad de replantear el diseño instruccional a partir de una secuencia didáctica más acorde con las habilidades y capacidades que deseamos que los estudiantes desarrollen, y con la forma en que ellos hoy se comunican y acceden a la información, que debemos pensar en contenidos conceptuales.
Es justo aquí donde el Flipped Learning toma su real protagonismo; pues permite establecer el nexo entre maestro-aprendizaje-estudiante necesario para que la propuesta de instrucción se comprenda y se logre lo planificado.
¿Se puede hacer Flipped Learning sin tecnología? La respuesta es sí; pero si se cuenta con los recursos necesarios y se planifica de forma adecuada, se pueden lograr resultados realmente sorprendentes. Sin embargo, hay una gran tarea pendiente en la formación de docentes universitarios; pues en muchos casos se entiende la integración tecnológica como usar Power Point o Kahoot, y el aprendizaje invertido con enviar vídeos a casa con la esperanza de que los alumnos los vean porque es su obligación. Estas prácticas decantan en las expresiones que solemos escuchar continuamente en las salas de profesores: “tengo muchos alumnos desaprobados porque nunca estudian”, “he innovado pero ni así prestan atención”, “les di todas las instrucciones al inicio del semestre, es su problema si no las leen”, “cada vez los alumnos son peores”, “en mi época las materias eran más difíciles y aún así desaprueban”, “desde hace algunos años tengo muchos desaprobados porque los jóvenes ya no se esfuerzan”; frases que trasladan toda la responsabilidad de aprendizaje al estudiante. ¿Tendrán ellos toda la responsabilidad? ¿En qué medida el fracaso de un estudiante no es en realidad el fracaso del maestro?
Mucho por analizar, pero lo más interesante del asunto es que hay varias alternativas de solución.. Una de ellas es el Flipped Learning, pero acompañado de un diseño que considere quién va a aprender.