El día a día de una clase invertida

El trato al que llegué con mis alumnos era el siguiente: sólo tenían una tarea obligatoria a la semana; el visionado del vídeo semanal, del que tendrían que tomar unos apuntes que yo luego comprobaría y puntuaría. Si no traían los apuntes obligatorios de cada semana, obtendrían un punto negativo que repercutiría en la nota de la evaluación de ese tema. ¿Y cómo serían las clases en el aula? Pues les propuse la siguiente división: un primer momento de unos 15 minutos, de repaso del vídeo de la semana, en el que se solucionarían dudas, y el momento práctico, de unos 40-45 minutos, con actividades diferentes en cada clase.

Una de tantas actividades realizadas este trimeste en clase «Ponle música al feudalismo».
El comienzo fue muy bueno. Apenas un par de alumnos no trajeron los apuntes obligatorios y la mayoría de ellos hicieron preguntas sobre el vídeo, generando debates. Pero, ¿funcionaría cuando la rutina acompañe a este modelo? Ahí estaba mi principal duda. Y sí, ha continuado funcionando durante todo el trimestre; a medida que fui perfeccionando la edición de vídeo y haciéndolos más divertidos, la implicación y el entusiasmo de los alumnos ha ido creciendo de manera excepcional. Con el paso de las semanas, la amplia mayoría de los alumnos llevaban sus apuntes al día, y, de manera sorprendente, se esmeraban en ellos, los tenían asombrosamente ordenados  e incluso algunos pegaban imágenes o mapas que intercalaban con el texto. Hasta entonces, los apuntes que tomaban en clase solían estar desordenados y sucios, debido a que debían tomarlos con la misma rapidez con la que el profesor hablaba o dictaba. Ahora sus apuntes habrían cobrado otro protagonismo, pues era su tarea, y no sólo eso, su principal herramienta de estudio,relegado el libro de texto a un papel meramente consultivo. 
Actividad para analizar la arquitectura medieval (castillos, monasterios, etc.),
asumiendo el rol de un agente inmobiliario.
Otro libro que me ha servido
mucho para encontrar
actividades prácticas
para la asignatura, «Más de 100
ideas para enseñar historia».

¿Y las clases? ¿Qué ocurría en ellas? Pues al desterrar del aula la teoría, que ahora sería la tarea de mis alumnos para cuando llegasen a casa, me encontraba, de pronto, con una gran cantidad de tiempo, del que antes jamás podría haber dispuesto.

¿Qué hacer con todo ese tiempo libre? Pues durante este trimestre hemos hecho de todo: rutinas de pensamiento(actividades fundamentales para asegurar el aprendizaje),debates, visionado de vídeos, documentales, películas, juegos sobre los contenidos, actividades prácticas grupales(actividades teatrales, musicales, etc.), e incluso a veces nos hemos pasado una clase charlando sobre contenidos interesantes, aprovechando la pizarra digital que tenemos y profundizando en ellos a través de Internet. Motivando, en definitiva, su curiosidad, un ejercicio capital para desarrollar en los jóvenes el gusto por la historia.

Rutina de pensamiento, «Veo, pienso, me pregunto». Este tipo de ejercicios,
cortos y dinámicos, fueron realizados todas las semanas por mis alumnos.
Un juego que les resultó muy divertido, «¿Qué ha dicho?»
Aquí algunas de las canciones que crearon en la actividad «Ponle música al feudalismo»:
Y a continuación algunas imágenes de la actividad teatral del feudalismo, en la que tuvieron que escribir un guión y asumir distintos roles en la sociedad feudal:

Y, de pronto, me convertí en profesor de cientos de alumnos

Como anécdota, una de las mayores sorpresas que me ha reportado este nuevo modelo es que estoy recibiendo una gran cantidad de mensajes de estudiantes de otros colegios (e incluso de otros países) que están utilizando mis vídeos para estudiar, así como deprofesores que están recomendando mis vídeos a sus alumnos como repaso de los temas estudiados.
Aquí algunos de los mensajes que estos alumnos virtuales me han ido dejando: