Tras veinticinco años dedicados a la docencia, he observado que hay algunos aspectos relacionados con el aprendizaje que, en ocasiones, pasan desapercibidos o apenas se les presta atención. Llevamos unos cuantos años en que en el mundo docente se habla mucho de nuevas metodologías (muchas de ellas no son tan nuevas), de la tecnología en el aula… Y aunque todo eso está muy bien y lo encuentro necesario, hay algunos aspectos que se quedan en el olvido. Uno de ellos, para mí clave, es la responsabilidad que debe tener cada alumno de su aprendizaje. Sé que muchas veces se habla de hacer al alumno protagonista de su propio aprendizaje. Pero no estoy convencido de que ser protagonista llegue a cubrir todo el espectro que realmente se merece el proceso de aprender. Cuando hablo con mis alumnos, prefiero decirles que se conviertan en los verdaderos responsables de su aprendizaje.

Obviamente, cada edad tiene su oportuna porción de responsabilidad. A medida que los niños van creciendo, deben ir asumiendo más responsabilidades, como sucede dentro de las familias: un niño empieza lavándose los dientes acompañado por sus padres y, poco a poco, va asumiendo, en primera persona, esa parcela del aseo personal. Y ocurre lo mismo con algunas tareas de casa, como ayudar a pasar el polvo o el aspirador, poner la mesa o, ya con una cierta edad, preparar la comida.

Llevar las riendas del aprendizaje

Debemos tratar de alcanzar ese mismo objetivo en los centros educativos: que los niños vayan tomando conciencia de que deben ser ellos los que manejan las riendas de su aprendizaje. Muchas veces, somos los adultos los que ralentizamos o frenamos en seco ese proceso. Sin embargo, cuanto antes interioricen que aprender es una parte fundamental de su vida, antes se harán responsables de ello. Y eso revertirá en más atención, más preocupación por hacer bien las cosas, por cumplir con unas tareas ajustándose a un tiempo, por reflexionar sobre lo que está aprendiendo, sobre cómo y para qué lo aprende, sobre lo que puede hacer para mejorar, sobre cómo regular los tiempos para compaginar su vida personal con su rol de estudiante… En definitiva, más interés por aprender.