Este curso decidí dar la vuelta a la docencia de las Matemáticas II para el curso completo. A continuación describo el motivo de tal decisión y cómo se han desarrollado los primeros pasos.

Un comienzo progresivo

Hay una característica de la metodología flipped classroom que lo hace especialmente agradable. Puedes implementarla hasta donde quieras. Supone un cambio de metodología fuerte, pero puedes empezar primero probando con una unidad. Luego puedes probar con dos. Y, cuando te veas con ganas para dar el salto definitivo, puedes tratar de implementarlo para todo un curso completo. Eso es lo que me ha pasado a mí.

Hace dos años hice un curso de formación en el CRIF las Acacias. La entrega final consistía en planificar una unidad didáctica con metodología invertida. Su implementación en el aula y fue todo un éxito. Aunque hay que decir que parte del éxito pudo deberse al punto de partida. Combiné una gran idea de Antonio Aomatos (el trabajo por proyectos restaurante matemático) con la metodología invertida. Y partir de una idea brillante te asegura en parte el éxito: la motivación del alumnado está asegurada. Esta es otra gran virtud de la metodología flipped: combina a la perfección con ABP, gamificación…

Animado por la experiencia, el siguiente curso decidí preparar un par de unidades con metodología flipped. Esta vez en 1º de Bachillerato, la parte de geometría y cónicas. Con la ayuda de los vídeos de Unicoos y de alguno mío, junto con applets de Geogebra (indispensable herramienta para las docencia de matemáticas) y usando el aula virtual para realizar entregas de los trabajos grupales la experiencia volvió a ser muy positiva. El siguiente curso decidí dar el salto definitivo. El motivo: me iba a tocar impartir un 2º de Bachillerato de Ciencias. Como dijo una compañera de departamento en la primera reunión del curso al exponer mi idea: «la metodología flipped classroom es ideal para 2º de Bachillerato».

Flipped Classroom, 2º de Bachillerato y EvAU

Tal y como expone Alfonso Cebrián en su entrada “Dando la vuelta a Historia del Arte”: no hay mejor forma de cuadrar el círculo: tender a las competencias y conocimientos adquiridos en profundidad pero a la vez preparar al alumnado para la EvAU y cubrir todo el temario en un calendario cada vez más apretado (30 semanas efectivas de clase). 

Pues dicho y hecho. En mayo creé mi propio canal de Youtube. Me instalé un equipo de grabación en casa (sin grandes desembolsos: pizarra vileza, un par de micros baratos – uno para el móvil y otro para el portátil y un trípode). Y a echar horas.

La importancia de las redes sociales

Junto con la apertura del canal retomé mi cuenta de Twitter (@palindromiano) para poder difundir todos los videos. Y esta decisión fue clave. No logré completar más que dos meses de clases teóricas en esos dos meses de duro trabajo. Septiembre se vino encima volando y Agosto no es el mejor mes para trabajar. De todo es tiempo me quedo con dos cosas:

  • En primer lugar, encontrar un estilo de gravar y editar vídeos. Un estilo que encaja con mi manera de entender la comunicación audiovisual de las matemáticas. Es una mezcla de coger maña con el editor de vídeo, soltura delante del micro/cámara y tener clara la historia a contar. Este es un ejemplo de unos de mis últimos videos:

  • Pero el aprendizaje fundamental es el descubrimiento de una comunidad de profesores volcados con el flipped classroom, gente que hace un trabajo maravilloso y que comparte sus vídeos. En los últimos dos años han proliferado los profesores con ilusión por compartir materiales. Tanto es así que hasta el INTEF ofrece un curso para aquellos que se quieran introducir en el mundillo. Y las redes sociales suponen el canal perfecto de intercambio de ideas y materiales. Una frase de Antonio Rodríguez de las Heras que pronunció en la ponencia de apertura de las III iEDU resume a la perfección esta idea: «las redes sociales son los corrillos del siglo XXI, en los que la importancia de lo pequeño para generar sinergias es de un potencial bárbaro».  Y es que los docentes no vamos a hombros de gigantes. Somos muchos y diminutos, pero subidos unos encima de otros podemos llegar a ser gigantes.