En la materia de Lengua Castellana y su Literatura existen numerosos contenidos que pueden trabajarse activamente en el aula y que dan mucho juego tanto al enfoque flipped como al desarrollo de metodologías activas, concretamente, el ABP. Sin embargo, existen otros que no son tan motivantes y cercanos al alumnado como pueden ser los complementos del predicado que luego pasan a ser usados para el análisis sintáctico, primero de la oración simple y luego en la oración compuesta. Personalmente, considero que la sintaxis ha tenido un peso específico en el desarrollo de programaciones, unidades y tiempo de clase como una disciplina lingüística que se repite a lo largo de toda la etapa de la secundaria. Por un lado, pienso que el estudio sintáctico de la lengua no debe cerrarse a la explicación de los distintos complementos o memorización de determinadas reglas de reconocimiento para finalmente acabar analizando un grupo de frases que no están relacionadas entre sí. Por otro, creo que se debe acercar la sintaxis a la realidad del alumnado como un contenido que les ayudará a estructurar mejor no solo su discurso oral, sino que también favorecerá a que mejore su expresión escrita y evite errores graves de expresión, tales como el dequeísmo.

Comenzamos nuestro nuevo reto.

En este sentido nació #NosComplementamos en el tercer trimestre del curso pasado. Recuerdo una recomendación de Ana Basterra para poder trabajar por competencias y desarrollar aprendizajes significativos. “Trabajar por tareas y no por actividades”. Partiendo de esta referencia, les planteé a mis alumnos un proyecto en el que ellos iban a pasar de ser consumidores de información (los complementos del predicado y su análisis de la oración simple) a ser creadores. El producto final no fue propuesto por mí (les sugerí como idea inicial la realización de una infografía en la que plasmasen los conceptos más importantes de cada complemento), sino que fue propuesto por un grupo de alumnos que lanzaron la siguiente pregunta en clase: “Profe, ¿y si terminamos como tú empiezas? ¿Y si somos nosotros los que hacemos un vídeo explicando los complementos?. En ese momento visualicé en mi mente tres taxonomías: Bloom, Puentedura y Dale. Todas se iban a alinear para integrar diversas habilidades cognitivas, aplicación de las TIC en en el aprendizaje y convertirse en creadores de sus contenidos, llegando a avanzar en la esencia del enfoque flipped learning, crean vídeos en donde los estudiantes son los que basados en su propio aprendizaje.

Los contenidos se presentaron cada semana mediante vídeos enriquecidos con la herramienta Edpuzzle. Los alumnos trabajaban el vídeo en casa y trasladaban sus reflexiones, consultas y aprendizajes en la notas Cornell facilitadas en Google Classroom. Tras la revisión de los vídeos, podía preparar la clase conociendo qué debían reforzar mis alumnos y de qué forma podían trabajarlos de un modo activo y provechoso en el aula. Ha sido muy importante el desarrollo de una evaluación formativa a lo largo de todo el proyecto. Para ello hemos usado Plickers que no solo aparecía como medidor de los contenidos trabajados en casa, sino que además lo incluí en medio de las sesiones para mantener a los alumnos activos en todo momento. A ello le sumé la gamificación a modo de puntos que otorgaba usando Classdojo y recompensas con tarjetas que premiaban el buen trabajo de los alumnos tras ver el vídeo, la calidad de las respuestas en la opción de respuesta abierta (expresión, ortografía, puntuación…) o el trabajo realizado en clase con los compañeros, asumiendo los distintos roles asignados. Como puedes suponer, la motivación, interiorización y reflexión de lo aprendido se gestionó mediante varias dinámicas de aprendizaje cooperativo: 1, 2, 4; reloj de las citas, folio giratorio, saco de dudas o ayuda de invidualización de equipo.

El tiempo de clase se enriquecía. Además de crear las infografías (un ejemplo, otro y otro) correspondientes en las que resumían visualmente el contenido, los distintos grupos base se organizaban para ponerse de acuerdo en el guión que tenían que llevar a cabo para grabar sus vídeos. En mi caso, me gusta crearme un guión previo al grabar mis vídeos flipped. Una buena organización de las ideas y la gestión del tiempo que voy a usar en el contenido me parece fundamental. Esto mismo trasladé a mis estudiantes que usaron documentos colaborativos (aquí y aquí) usando Google Drive, revisaron el contenido, lo enviaron a través de una tarea en Google Classroom, lo corregí y, una vez devuelto, les servía como primer paso para crear su primer vídeo educativo. Usamos el aula de informática para la creación de las presentaciones con Google Slides. Gracias a ello, pude observar el trabajo del alumnado, ayudarles en sus consultas cuando realmente lo necesitaban e ir animándoles con las dificultades encontradas. Después, podían seguir solos y más autónomamente en casa para proceder a la grabación del vídeo usando la extensión Screencastify para Google Chrome. Esta herramienta permite crear grabaciones de pantalla, las guarda en una carpeta en Google Drive del mismo nombre y pueden entregarla a la tarea propuesta en Google Classroom.

Este proyecto ha supuesto trabajar diversas estrategias de aprendizaje, poder atender a los estudiantes con dudas y agrupándolos en función de las analíticas de aprendizaje que conseguía tras el visionado de los vídeos en Edpuzzle. Nos ha permitido abordar la sintaxis desde contextos próximos y cercanos al alumnado, es decir, contextos reales como titulares de periódicos deportivos, transcripción de titulares a los que se les incluía un complemento determinado, análisis de anuncios publicitarios (tanto orales como escritos)…etc, entre otros. La evaluación fue variada incluyendo, como hemos comentado anteriormente, formativa (tanto individual como grupal), coevaluación de los vídeos realizados, observación directa, dianas de aprendizaje y rúbrica de evaluación del producto final que puedes ver en este enlace, en este o este otro.

Los alumnos han creado un contenido que servirá a otros compañeros que quieran consultar otros recursos para aprender o profundizar en el conocimiento de los complementos del predicado. Sin duda, demostraron ir mucho más allá del saber. El saber hacer y el saber ser-estar fueron los otros lados de un triángulo perfecto hacia la consecución de los objetivos propuestos: aprendizaje activo.