Hace poco leía una frase que decía algo así: “¡Atención, atención! Un virus muy peligroso toma las aulas: la APATÍA.”

Hoy día nos encontramos ante un momento de choque entre las enseñanzas tradicionales y nuevas corrientes. La sociedad ha cambiado., las personas han cambiado; no podemos pretender continuar enseñando de la misma forma. El ser humano aprende por imitación, por repetición; aprende haciendo. Esto es lo que reclaman las nuevas corrientes en educación que toman como referente las metodologías activas.

El tratamiento

Pero, ¿qué son?, ¿para qué? Podría extenderme mucho en la explicación, aunque voy a resumirla en unas pocas palabras: para innovar dándole el papel protagonista a quien verdaderamente lo es, el alumno, el aprendiz. De esta forma la aplicación de metodologías activas y modelos y estrategias de aprendizaje que faciliten su aplicación podemos ayudar a salvar las aulas de ese peligroso virus que es la apatía.

Podemos llevar, de verdad, el aprendizaje a todos y cada uno de nuestros alumnos, hacer que se sientan protagonistas de su propio aprendizaje, que se ilusionen con lo que aprenden y van a aprender, que no pierdan esa ilusión y que ayudemos a preparar a buenos profesionales para un futuro no tan lejano. En esto el papel del profesor como guía es fundamental. Nos formamos de forma continua para ofrecerles a nuestros alumnos lo mejor de nosotros, para que se ilusionen y crean en ellos mismos, hasta dónde pueden llegar, somos creativos, buscamos ideas geniales para motivarlos e implicarlos en su aprendizaje, para que desarrollen una conciencia social y se impliquen en el mundo que les rodea.