En esta ocasión me gustaría compartir una reflexión que me ha surgido a raíz de una entrevista que tuve a final de curso con una de mis alumnas de 2º de Bachillerato. La idea que voy a desarrollar es la siguiente: en el siglo XXI tenemos que utilizar distintos tipos de aprendizaje o, dicho con otras palabras, no podemos pretender que nuestros alumnos (y nosotros mismos) aprendamos de una sola manera.

En esa entrevista que tuve tras la entrega de notas finales, esta alumna (de muy buenas calificaciones, pero reacia al modelo Flipped Classroom) me decía que no le había gustado que yo hubiese utilizado durante este curso esta metodología en nuestras clases de Biología. Yo le recordé las ventajas que tiene esta metodología respecto a la «clase tradicional»: mayor implicación del alumnado en su propio aprendizaje, mayor aprovechamiento del tiempo de clase, posibilidad de respetar los diferentes ritmos de trabajo y aprendizaje del alumnado, posibilita el trabajo en parejas o grupos… Fue una conversación un poco «rara» pues, aunque ella me daba la razón en que la Flipped Classroom tenía todas esas ventajas insistía en que no le convencía la utilización de este modelo en el curso de 2º de Bachillerato. Entonces le pedí que me explicase las razones de por qué no le convencía este modelo; cuál fue mi sorpresa cuando me dijo que es que ella «estaba acostumbrada» a que, en clase, el profesor explicara todo el rato para luego empollarlo todo para el examen global. Lógicamente, para mí esta afirmación fue como si me hubiese dado una bofetada. Es una pena ver como «domesticamos» a nuestros alumnos durante 13 años de colegio y la resistencia que, por tanto, tienen al cambio metodológico. Se acomodan a que les expliquemos todo para luego ellos estudiarlo de memoria y «vomitarlo» en el examen.

Y esto me hizo pensar; pensar sobre cuál es la mejor manera de aprender en el siglo XXI. Y pensé en mí mismo, en la manera en la que yo he aprendido y sigo aprendiendo. Y me he dado cuenta de que no hay una única manera de aprender y que pensar que todos tienen que aprender de la misma manera es un tremendo error. Si todos somos distintos… ¿por qué tenemos que aprender como si fuéramos iguales?

Me he dado cuenta de que, a lo largo de mi vida, yo he aprendido de muy diversas maneras: de manera presencial en una clase magistral (sobre todo en la Universidad), acudiendo a talleres, en cursos online, con la modalidad “by your own” (o sea, búscate la vida: libros, vídeos, artículos…) Pero también me he dado cuenta de que no todas estas modalidades son igualmente buenas; es decir, no se aprende en todas con igual eficacia. A veces aprendes utilizando una de esas modalidades «porque no te queda más remedio», no porque sea la manera más idónea ni la más eficaz.

Yo pienso que cualquier modalidad de aprendizaje puede ser válida; eso sí, siempre que cumpla un requisito innegociable: la metodología que utilices para aprender (o enseñar) debe adecuarse a tu ritmo de aprendizaje, o al de tus alumnos (cuando es el caso); sino cumple este requisito yo no la puedo dar por buena o válida. Y es aquí donde yo constato, en mi día a día en el aula, que la Flipped Classroom «gana por goleada», pues es la que hace posible que, en mis clases, haya alumnos aprendiendo diferentes contenidos a diferentes ritmos y mediante diferentes actividades. Este modelo creo que se asemeja bastante a lo que muchos llaman el Mastery Learning o Aprendizaje basado en la Maestría. En palabras de Santiago Raúl: «El Flipped Learning ha de entenderse como una meta-estrategia, pues apoya a muchas otras, fundamentalmente porque da «tiempo» al profesor para trabajar con sus alumnos. Utilizando una metáfora, sería como decir que el Flipped Learning sería el sistema operativo sobre el que las metodologías activas van a funcionar»

Y sí, es cierto que el papel de la tecnología es muy importante en la utilización del modelo Flipped Classroom, pues potencia todas sus ventajas. Por eso, me parece muy importante terminar esta reflexión recordando el papel crucial del profesor en el proceso de aprendizaje. Porque si la tecnología es importante y necesaria a la hora de aprender… ¡¡el profesor lo es todavía más!!

Si te parece interesante este tema y quieres dedicarle un poco más de tu tiempo, te animo a que veas este vídeo que nuestro compañero Iñaki FC compartía hace unos días en las redes sociales (ENLACE al twitt de Iñaki); en él, el gran Asimov reflexiona sobre cómo entiende él que será la educación en el futuro… ¡y da en el clavo!  (AQUÍ tienes en enlace al vídeo) Una frase que me ha gustado del vídeo es esta: «Aunque el estudiante aprendería con ordenador, la escuela seguiría siendo clave pues, además de aprender, irán para INTERACCIONAR con otros alumnos y profesores«