Desde que comencé a trabajar en mis clases con el modelo Flipped Classroom hace ya cinco años, percibí que la Educación había iniciado un proceso que, ya en la actualidad, ha avanzado ostensiblemente: buscar estrategias para que la docencia diera un giro de la enseñanza pasiva al aprendizaje activo. Esto es, que los alumnos no aprendieran siendo meros espectadores del proceso (¡con una mínima implicación en el mismo!), sino que fueran los verdaderos protagonistas de procesos de aprendizaje bien diseñados.

Activar, de nuevo, nuestro centro del aprendizaje

Pero para lograr este cambio, es preciso, por un lado, estar convencido, como docente, de que es bueno para los aprendices. Por otro, ser conscientes de que nos va a tocar salir de nuestra zona de confort y activar nuestro centro de aprendizaje, nuevamente. Dicho de otro modo: tendremos que buscar, valorar y seleccionar nuevas metodologías; escuchar a otros compañeros que nos explicarán qué hacen y cómo lo hacen; diseñar nuevas actividades, tareas y modelos de evaluación; intercambiar resultados y valoraciones con nuestros compañeros; asistir a cursos de formación y ¡autoformarnos!

Nadie duda de que esto exige tiempo, sin duda el factor más preciado del docente, pero los beneficios que van a proporcionar a nuestros alumnos es tan considerable que creo que merece la pena. Además, no se trata de cambiarlo todo en unos meses o de un curso para otro, sino de comenzar a entender que el trabajo de un docente no es un bien que se adquiere en los estudios universitarios (¡para siempre jamás!), sino que, como ocurre con otras disciplinas, debe estar siempre pendiente de nuevas tendencias, actividades o metodologías que mejoren su labor docente.

Profesión viva, dinámica y proactiva

Ahora que se habla tanto de las nuevas metodologías activas, creo que deberíamos incluir en nuestra hoja de ruta docente la investigación y formación en nuevas estrategias activas que permitan mejorar nuestro trabajo. Nuestra profesión, más que nunca, debería ser viva, dinámica y proactiva.

¡Que no falte el Aprendizaje Activo del Docente!