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Durante el fin de semana del 13-15 de marzo se celebró el II Simposio Mobile Learning en Madrid. Lo que mejor resume lo que allá se vivió es: ilusión por hacer las cosas mejor para los que vienen detrás de nosotros.

Tengo la grandísima suerte de acompañar a alumnos de 3º curso del grado de Educación Infantil y Primaria en su practicum. En una reciente reunión disfruté viendo cómo esa ilusión por cambiar las cosas se gesta en la universidad, se fortalece con las prácticas y se hace imprescindible en la práctica profesional no sólo por la capacidad de adaptación que uno tiene cuando es joven, sino sobre todo, como uno de los alumnos apuntaba, cuando  se lleva en la sangre, sea la que sea tu edad o condición. Nuestros alumnos de la universidad distinguen perfectamente qué profesores tienen vocación, quién es resistente al cambio, al cambio para mejorar, claro.  A lo mejor ellos consiguen que el mundo de la educación parezca lo importante que es.

Nos gustó mucho la intervención, un poco accidentada pero genial, de Alfredo Prieto, en la que nos contaba cómo ha cambiado su vida profesional desde que se dejó seducir por el modelo flipped; ahora no está más relajado (tampoco sus alumnos) pero sí más satisfecho.

Kristin Daniels nos habló de que los profesores que se arriesgan ganan y también se equivocan. Los que nunca se equivocan son los que no lo intentan, pero tampoco aciertan… Habló de optimizar recursos, hacer lo que se pueda.

Para terminar, Javier Tourón nos contó que el esfuerzo es importante, que da fruto y que la escuela no está para lograr igualdad sino equidad.

Los talleres que llevaron la mayor parte del tiempo, además de las ponencias, fueron muy motivadores. Cada asistente pudo elegir dos talleres, aprender, practicar y conocer otras cosas. Fue, sobre todo, muy práctico: como nos gusta a los profes, que nos sirva para algo.

Las conclusiones a las que se llegó las puedes leer aquí.

Los organizadores, entre los que destacan José Navalpotro y  Raúl Santiago, editor de esta página, están muy satisfechos porque han visto que sus esfuerzos por unir más a este colectivo en su afán por mejorar ha dado fruto una vez más.

La fundación Maecenas Educación y Cultura hizo posible que este simposio se volviera a celebrar por segundo año consecutivo. Nuestro agradecimiento a todos los que lo hicieron posible.

La conclusión: la ilusión es contagiosa. Todos volvimos a casa con ganas de hacer cosas nuevas y mejores.