Continuando con la forma en que podríamos abordar los cambios que deben `producirse para que el sistema educativo sea realmente adaptado a las necesidades actuales, comentaremos lo que John Dewey piensa hace ya muchas décadas, es mejor no haber ido a la escuela que haber sido mal enseñado en ella, malos aprendizajes , y no sólo hablamos de los curriculares, terminan por destruir la libertad individual. Así, para Dewey, un profesor que es bueno de verdad es el que no sólo transmite conocimientos, sino el que sabe despertar en los alumnos el interés por aprender,  es quien desea compartir lo que ha aprendido de forma generosa y estimulante, es quien realiza esta actividad con verdadera vocación Tiene una tendencia a querer aprender, se pregunta por las cosas, comparte lo que ha aprendido, estimula a sus alumnos, y esto lo hace forma natural, es lo que llamamos vocación.

 

“The path of least resistance and least trouble is a mental rut already made. It requires troublesome work to undertake the alteration of old beliefs. ”

El profesor debe salir de su zona de confort, está acostumbrado a vivir tranquilo, sin molestarse demasiado, esto es una tarea que hay que abordar de forma necesaria y urgente, hay que cambiar las viejas creencias.

Dewey fue pionero en la idea de que los profesores deben abanderar la mejora de la sociedad desde sus escuela, dando al profesor el protagonismo en un incremento en la inteligencia de la misma desde los estudiantes, la escuela debe favorecer este crecimiento facilitando el desarrollo de las potencialidades de los al c32eb-dibujo umnos, ofreciendo más posibilidades de desarrollo e insiste en que deben pensar de forma creativa, porque de esa forma su cerebro se desarrolla más rápido. El objetivo principal era que las personas que terminan la escuela actúen de forma inteligente y sabia, sea cual sea la profesión que desarrollen. Esto medirá no sólo el éxito de la escuela, sino el de la propia civilización en la que este sistema educativo se halle

La mayor parte de estos pensamientos fueron desarrollados por Dewey al final del siglo XIX  y principios del XX, hablamos de hace más de 100 años, parece que aún tenemos mucho que aprender, que no hemos integrado plenamente estos ideales. Es cierto que en este momento es muy complicado abastecer a los estudiantes con las herramientas que necesitan, dada la velocidad del avance tecnológico, seguramente todas ellas obsoletas antes de que los estudiantes dejen el colegio, pero sí es posible ayudarles a asimilar la flexibilidad y  adaptabilidad al cambio que nosotros, docentes, debemos adquirir.