Uno de los aspectos nucleares a la metodología Flipped Classroom es que una parte relevante de los contenidos escolares sea recibido por los aprendices en casa, en forma de vídeos. Costaría muy poco esfuerzo postular a favor de esta propuesta. Por ejemplo:

– a partir de una reflexión con respecto a  las condiciones «ecosistémicas»: ¿es la clase es mejor escenario para recibir contenidos epistemológicos?. Definición heterodoxa de «clase»: espacio en el que el alumno deposita sus aspiraciones de relación interpersonal con sus iguales; generalmente trátase de un contexto abocado a cierto caos ambiental, salpicado de ruidos, interferencias y ocasionalmente disrupciones, derivadas de la necesidad del alumno por satisfacer esa necesidad elemental aludida. Podríamos convenir que no es el mejor escenario para permanecer centrado en un aprendizaje a veces exigente y árido, como el conceptual. Su casa, el cuarto donde habitualmente el alumno estudia, el momento en el que el discente decida ver ese mismo contenido en formato vídeo, parece a todas luces por tanto un ecosistema susceptible de generar mejores rendimientos cognitivos…

– analizando qué aporta esta propuesta respecto a los estilos cognitivos: ¿nos hemos parado a pensar en lo absurdo que resulta tener que seguir explicando un contenido hasta que el último de los n alumnos lo ha aprendido, sabiendo que n-1 alumnos ya se están aburriendo, saturando, perdiendo tiempo…? Dejar que cada alumno establezca una relación más personal con el contenido implica no solo optimizar el uso del tiempo, sino permitir el desarrollo de distintos estilos cognitivos. Verbigracia: habrá alumnos que prefieran ver el videotutorial de un tirón; otros necesitarán parar y reflexionar cada cierto tiempo; otros incluso aclarar dudas antes de seguir adelante; otros… tal vez ni necesiten visualizar el vídeo, porque ya han adquirido previamente y por aprendizajes no formales ese concepto, ese procedimiento.

– sopesando qué posibilidades se suscitan si el tiempo de clase no está casi absolutamente ocupado por la explicación de contenidos:  es posible conciliar esa aspiración del alumno a relacionarse con sus iguales con el desempeño tareas cooperativas que permitan refrendar en la práctica la validez de sus aprendizajes. Solo así, solo si el aprendizaje individual (ardua conquista) da sus frutos, permite verificar su funcionalidad superando retos cognitivos en contextos de trabajo cooperativo, lograremos establecer un circuito de automotivación por parte del alumno. Podríamos expresarlo en términos menos rimbombantes: solo si el alumno comprueba que sin haberse empapado de los contenidos de los vídeos sugeridos para su estudio doméstico «no rasca bola» en las tareas escolares del día siguiente, estará dispuesto un día y otro día a hacer ese ímprobo esfuerzo (condición «sine qua non» para que el modelo Flipped Classroom sea sostenible en el tiempo).

Hemos afirmado implícitamente, por tanto, que es el diseño de situaciones de aprendizaje la clave del funcionamiento del Flipped Classroom. Sin embargo, hay herramientas que pueden también coadyuvar en la monitorización del visionado de los videotutoriales sugeridos al alumno. Un ejemplo, instrumentalmente muy simple, es Educanon: es una herramienta web que permite añadir preguntas o información a un vídeo de Youtube, Teacher Tube, Khan Academy, Shmoop o Vimeo.  El docente elige en qué momento el visionado del vídeo debe ser interrumpido, formulando al alumno preguntas para verificar si ha comprendido su contenido, o textos para ampliar o aclarar información, proponer reflexiones, etc. (esta información añadida también puede incluir recursos como otros vídeos, fotos, enlaces complementarios, etc.).

El siguiente videotutorial explica su funcionamiento: