La mayor satisfacción de un profesor es ver cómo los alumnos que ha guiado, llegan al triunfo.
Primera semana de clase. 12:00 a.m., 30 alumnas de 5º de E.P. Aula de Lengua Castellana. Éste era el escenario. El objetivo: trabajar la expresión escrita, con descripciones de personas.

Tenía en mi mano 30 descripciones de mis alumnas sobre sí mismas. Ellas las habían redactado en clase el día anterior. Tras comunicarles que ya las había leído y que cada una tenía su nota individual, comencé a explicarles en qué consistiría la dinámica de la clase siguiente.

Haríamos trabajo cooperativo, y por ello tenían que hacer equipo de 4 alumnas elegidas al azar. Movieron sus mesas de manera rápida. Cada una leería su descripción a las demás del equipo y, comprobaría cuál de las 4 descripciones cumplía la rúbrica de las descripciones de personas, que yo había escrito en la pizarra.

Les anuncié que el equipo que encontrara la mejor descripción (que cumpliera la rúbrica) ganaría cada participante un positivo. La portavoz del equipo saldría a explicar delante de todas el por qué de esa elección.

Me quedé impresionada por muchos motivos:

1. Pese al número de alumnas, trabajaron con orden.
2. Se escuchaban unas a otras. (Inteligencia Interpersonal)
3. Supieron elegir las mejores redacciones, comparándolas con la rúbrica, olvidándose si habían elegido la suya personal. (Inteligencia Lógico-Matemática)
4. Unas a otras se explicaban sus fallos. Aprendieron de las demás.
5. Aprendieron de memoria la rúbrica (era el objetivo) para hacer bien una descripción de personas. (Inteligencia Lingüístico-Verbal)
6. Disfrutaron mucho y se conocieron entre ellas. (Inteligencia Interpersonal)
7. Supieron explicar el por qué de su elección. (Inteligencia Lógico-Matemática)

Si la mayor satisfacción de un profesor es ver cómo los alumnos que ha guiado, llegan al triunfo, ese día en clase, las alumnas triunfaron.