En esta tercera entrega, vamos a centrarnos en el factor humano como elemento que puede dificultar el desarrollo de un programa o proyecto en el que las TIC sean herramientas de creación, edición, difusión…etc. Generalmente, son los docentes (como agentes generadores de contenidos) quienes deben tener un peso específico en la implantación de las nuevas tecnologías en las aulas, ya que son pieza clave en la apuesta de un centro por llevarlas a cabo de un modo efectivo. Sin duda alguna, debemos tener en cuenta tanto la habilidad (competencia digital docente) como la seguridad en el uso de estas herramientas para que su implantación sea un éxito. Así pues, aquellos profesores que usan las herramientas digitales en su vida diaria son aquellos que progresiva y competentemente las introducen en el aula para facilitarles el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Realmente podremos encontrarnos numerosos condicionantes que influirán, sin duda, en la integración de las TIC en el aula. Las destrezas del profesorado, sus valores, conocimientos y creencia en estas herramientas son algunos de los pilares en los que sustentan la implantación de herramientas digitales en el aula. Existe además el concepto que destacaría sobre todos los demás: implicación. Implicación por iniciar un proceso de adecuación progresiva para adaptarse a la realidad educativa actual y explotar la especialización docente y la experiencia de aula para crear contenidos reales que sean manipulables por el alumnado y hacerlos personales. Será entonces cuando podremos llegar a los alumnos y atenderles teniendo en cuenta todas sus circunstancias. El proceso de aprendizaje es repetitivo en muchas ocasiones porque muchos docentes conciben al libro de texto como una prolongación del currículo que hay que cumplir llegando hasta el último tema.

Es esencial que exista un programa de formación y de concienciación para el equipo docente previo a la implantación de las herramientas, ya que la inexperiencia del profesorado en configurar equipos o solucionar problemas puntuales o incidencias básicas conllevan a una mala interpretación o infravaloración de las TIC, justificando su rechazo debido al desconocimiento de sus posibilidades en el aula.

La actitud del profesorado hacia las TIC juega un papel importantísimo para su integración y se debe entender que en la mayoría de las aulas que están equipadas con medios audiovisuales son aulas digitales pasivas, ya que el único que las usa es el profesor. El alumnado, en definitiva, sigue usando medios analógicos aunque el profesorado únicamente lleve a cabo el proceso de sustitución (para realizar presentaciones), según el modelo de Rubén Puentedura y que se puede consultar aquí

Finalmente, la percepción digital docente debe ser una actitud positiva y abierta que influenciará en la actitud del profesor para implantar las TIC, aunque como hemos visto al principio, son otros factores de los que dependerá el éxito o fracaso de un programa de estas características.